BUENA FE. Los buenafesinos se caracterizan por ser ciudadanos muy católicos. Las misas del domingo generalmente suelen llenar la casa de Dios.
Y es que, desde hace 76 años, esta casa de oración ha acogido a ciento de feligreses.
Rocío Serrano es una de aquellas ciudadanas que llega desde El Congo hasta este lugar para compenetrarse con Dios. Lo hace acompañada de sus dos nietos a quienes busca inculcarle buenos valores.
Pero detrás de la bonita estructura que existe actualmente en pleno centro del cantón Buena Fe hay una historia.
Historia
Todo inició en el año 1947, cuando los habitantes del entonces recinto Buena Fe construyeron una capilla que luego necesitaban ornamentar para establecer las costumbres religiosas.
En aquel momento se nombró una comisión para conseguir la imagen de una Virgen para que sea su patrona.
Aquel deseo de muchos no se cumplió. Según una reseña, un comerciante popular en el barrio, un día llegó a entregar la imagen de San Jacinto y poco tiempo después lo adoptaron como el Santo de la comunidad y desde entonces se la conoce a la catedral con el nombre San Jacinto de Buena Fe.
Alegría
Luego de que San Jacinto se convirtiera en el patrono de esta ciudad, el ciudadano José Jurado Suárez organizó la primera misa un 15 de agosto, fecha en que todos los buenafesinos celebran sus fiestas patronales.
Actualmente, la iglesia San Jacinto se ha convertido en un atractivo turístico aportando así al desarrollo del cantón.
La devoción por San Jacinto ha crecido con el paso del tiempo siendo un símbolo representativo.
En la parte interna de la iglesia existe un mural llamativo formado por mosaicos que dan la forma de San Jacinto haciendo reverencia a la Virgen María.
Además, se pueden encontrar figuras en yeso y cerámica de San Jacinto en la entrada, y de la Virgen María al lado izquierdo del púlpito. En la parte posterior de la iglesia se encuentra la imagen de Jesucristo crucificado en yeso.