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viernes, 22 noviembre, 2024

Sé un hijo sabio

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“El necio desprecia la corrección de su padre; el que la acata, alcanza la prudencia” (Proverbios 15:5).

Hace tiempo tuve la oportunidad de hojear un viejo álbum familiar. De pronto, mi cabeza comenzó a dar vueltas mientras miraba escenas del pasado que se quedaron congeladas en el papel fotográfico. Ahí estaba yo, sobre una pequeña lancha inflable en la orilla de una playa. Mi rostro se veía molesto, incómodo y crispado. Parecía como que algo me estaba fastidiando en ese momento. En la diminuta embarcación estaba uno de mis primos, observándome con cuidado. Y detrás de mí, sin que yo me percatara, mi padre extendía sus brazos para cuidar a su intrépido vástago. Su ojos revelaban una profunda atención y cariño hacia mí. La escena me conmovió y me puse a pensar en que yo ni siquiera me había dado cuenta de lo que estaba pasando; tendrían que transcurrir varios años para poder agradecer a mi padre ese acto de amor manifestado a la orilla del mar. Pero entonces pensé: “¿Cuán inconsciente soy de todo el amor con el que mi padre me ha amado? ¿Cuántos actos de amor de su parte han pasado desapercibidos para mí?”

Tal vez la característica principal de la figura paterna es la compasión. Dios mismo lo reconoce en su Palabra: “El Señor se compadece de los que le honran con la misma compasión del padre por sus hijos” (Salmo 103:13). La misericordia divina es un elemento que el cielo ha insertado en el corazón de todo padre, porque el que se integra al mundo de los papás tiene que aprender a vivir con seres falibles y en proceso de desarrollo, a saber, los hijos. Eso significa que ser padre conlleva asumir actitudes de perdón, comprensión y piedad.

En este mundo no hay hijos ilegítimos, sino padres ilegítimos. Todos tenemos un Padre celestial que nos ama de manera incondicional. Lamentablemente, hay muchos seres humanos que no alcanzan a entender el gran privilegio que conlleva la paternidad y rehúsan cumplir esta bendita responsabilidad. Por otro lado, hay quienes exhiben una tiranía vergonzosa en lo que ellos entienden que es la educación de sus hijos. Ambas situaciones les impiden percibir el amor divino. Compasión y consciencia de cariño. Amar y no olvidar que somos amados. Son dos virtudes que pueden modificar nuestra vida y ayudarnos a ser mejores personas.

¿Cómo reaccionas ante la corrección de tu Padre celestial? ¿Revela eso que eres una persona sabia?

Pide al Señor hoy que te ayude a responder sabiamente a su Palabra.

DEVOCIÓN MATUTINA PARA JÓVENES 2018

¡RENUÉVATE!

Alejandro Medina Villarreal

Lecturas devocionales para Jóvenes 2018

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