Alister McGrath nació en Belfast (Irlanda] en 1953. Desde los nueve años se sintió atraído por el estudio de las ciencias naturales. Con frecuencia visitaba la biblioteca de su colegio para leer libros sobre astronomía, incluso construyó un pequeño telescopio desde donde pudo observar las lunas de Júpiter. Conforme pasaron los años, se concentró en los estudios de matemáticas, física y química. Posteriormente, obtuvo una beca para estudiar Química en la Universidad de Oxford. Para entonces, se consideraba un ateo, ya que, según pensaba, la ciencia y la religión son estudios antagónicos e irreconciliables. Pero pocos meses antes de entrar a la universidad, leyó un libro sobre historia y filosofía de la ciencia. Aquella lectura sacudió su mente. De pronto se dio cuenta de la veracidad y los límites del conocimiento científico. Impresionado, concluyó que el método científico podía tener límites y que, incluso, el terreno de la estética y la moral podían situarse más allá de su propio perímetro. Y si la ciencia no podía explorarlas, por lo tanto, tenía que haber otros caminos para acceder a ellas.
Asimismo, McGrath empezó a entender que el mundo natural es maleable y que la naturaleza se puede interpretar, sin ninguna pérdida de su integridad intelectual, desde diferentes puntos de vista. Algunos la “interpretan” desde una perspectiva atea, pero también se puede “leer” desde un punto de vista religioso, y eso no le quita a nadie la posibilidad de ser un científico genuino. Posteriormente, el joven Alister se dio cuenta de que el ateísmo era, en realidad, un sistema de creencias que él había asumido ingenuamente por considerar que era una declaración fáctica de la realidad. Empezó a comprender que el cristianismo contaba con una solidez intelectual mucho mayor que la que hubiera imaginado. Así que, algunos meses después, decidió cambiar de creencia y se acercó al evangelio. Una vez que terminó sus estudios de Química, inició la carrera de Teología. Actualmente, Alister McGrath posee tres doctorados de la Universidad de Oxford: Biofísica Molecular, Divinidades y Letras. Ha escrito muchos libros sobre ciencia y religión, historia y teología.
En este mundo hay muchos misterios sin descubrir. En realidad, nuestro discernimiento es aún muy escaso. Hoy siguen haciendo falta jóvenes que se apasionen con la búsqueda del saber en cualquiera de sus ámbitos. Pero para obtener la interpretación correcta de todo aprendizaje, se precisa atender la voz de Dios, cuya consideración es el principio de todo conocimiento verdadero.
Dale hoy al Señor el primer lugar en tu vida.
“Todas mis palabras son precisas; no hay en ellas dolor ni perversidad. Para los sabios y entendidos, todas ellas son contundentes y razonables” (Proverbios 8:8, 9).
DEVOCIÓN MATUTINA PARA JÓVENES 2018
¡RENUÉVATE!
Alejandro Medina Villarreal
Lecturas devocionales para Jóvenes 2018