La historia de Quevedo está registrada en varios textos por personajes muy conocedores del pasado de este cantón.
La mayor información tiene la familia Montes, porque han sido muy acuciosos en guardar y conservar los archivos. De manera que, quienes han consignado hechos históricos han recurrido a la familia Montes.
Huancavilca y Tsáchilas habitaron Quevedo
Históricamente se conoce que en el siglo XVIII lo que es Quevedo, la provincia de Los Ríos, estuvo habitada por los Huancavilcas y los Tsáchilas.
Fueron habitantes rebeldes que no se sometieron a la esclavitud como ocurrió en la Región Interandina. Ni siquiera los Incas pudieron someterlos.
Estos aborígenes fueron retirándose hacia la selva cuando llegaron los primeros colonos de estas selvas vírgenes, por lo general eran del bajío (Vinces y sus pueblos aledaños)
Pero antes de la formación de fincas, haciendo uso de los ríos navegables, llegaron a estas selvas los primeros caucheros para extraer el látex que se comercializaba con destino a Europa para la fabricación de llantas, debido a que se inició la era industrial, entre estos la fabricación de vehículos.
Selvas vírgenes
Se conoce que al sector de Quevedo llegaron dos alemanes con el fin de explotar el caucho de las selvas vírgenes de este sector. Estos alemanes organizaron cuadrillas de veinte trabajadores cada una con un capataz.
Estas cuadrillas se dirigían por diferentes sectores de la selva para extraer el látex de los gigantescos árboles de la selva virgen. El material recolectado era transportado hacia los ríos navegables para conducirlo en embarcaciones rústicas hasta la ciudad de Guayaquil de donde este material era enviado a Europa.
Asignación de propiedades
En el siglo XIX está claro que de las vastas selvas vírgenes no había propietarios con títulos legales. Sin embargo, a comienzos del siglo XIX cuando se dieron las guerras de la Independencia para librarse del dominio español, a los soldados que intervinieron en esas guerras se les adjudicó extensas áreas de terreno como compensación a su aporte.
Los territorios de la serranía ya estaban posesionados por la iglesia y los criollos (hijos de españoles). Esa es la razón por la cual al capitán José Camilo Calixto que había servido en el ejército independentista le asignaron como propiedad las selvas de la parte alta de la cuenca del río Guayas. Este militar fue teniente político en la recién creada parroquia de Zapotal.
De esta manera, fungía como dueño legítimo de las selvas que comprenden desde Zapotal hasta lo que hoy es Quevedo, Valencia, Buena Fe, Quinsaloma, hasta cerca de Santo Domingo de los Tsáchilas.
Pero aquí no termina todo, porque en Latacunga la señora Estupiñán reclamaba como propietaria legítima de todas estas selvas vírgenes, con título de propiedad. Estos dos personajes que alegaban ser dueños ni siquiera conocían la selva.
Origen de Quevedo
En 1838 las tierras de lo que actualmente es Quevedo eran baldías y vírgenes. Posteriormente, Calixto vende gran parte de los terrenos a Catalina Estupiñán y juntos pidieron al agrimensor Timoteo Quevedo, les haga un levantamiento topográfico y la parcelación del mismo.
Por su don de gente, los pobladores se acostumbraron a mencionar el apellido de Quevedo cuando se referían a estas montañas. A partir del año 1857, en esta zona se empieza a explotar el caucho, lo que motivó la visita de muchas personas a esta región del país, las mismas que llamaban a esta pequeña población «Las tierras de Quevedo», de ahí el nombre de esta gran ciudad.
Inicios para la Cantonización
Cabe destacar que Quevedo participó con un contingente de tropas que se unió al Ejército Libertador. El mismo que actuó en la toma de Guayaquil para liberarla del guardia peruano; acción militar que tuvo consecuencia para la creación de la provincia de Los Ríos.
Quevedo perteneció políticamente como parroquia al cantón Pujilí, por defecto dado el 22 de septiembre de 1852 en Guayaquil. La primera vez que figura Quevedo en la cartografía nacional fue en el año 1856 en el croquis que se editó en París por el Ing. Sebastián Wisse.
En 1885 Quevedo pasó a pertenecer a Latacunga. El 6 de octubre de 1860, García Moreno mediante decreto supremo creo la provincia de Los Ríos y Quevedo se integró al cantón Vinces. En 1861 mediante este mismo decreto Quevedo nuevamente pasó a ser parte de Pujilí. Pero, el 24 de febrero de 1869, definitivamente se anexa al cantón Vinces por decreto ejecutivo dado en Quito.
Como producto del abandono, marginación y descuidos, cansados de ver que injustamente le daban sus riquezas a Vinces sus pobladores visionarios y movidos por el afán del progreso de su tierra nativa pensaron en formar un nuevo cantón.
Momentos Históricos
- Por comienzos de 1930 una gran planta de luz eléctrica fue adquirida por Don Camilo Arevalo Govea, Presidente del Consejo de Quevedo; era la que originaba el fluido para el alumbrado que sólo se extendía hasta las diez de la noche y de allí en adelante se alumbraban de las famosas petromax colgantes.
- La venta de las frutas se la hacía en los carretones helados por un burro y, por lo tanto, el vendedor no se preocupaba por las llantas, repuestos, combustible, como lo hacen los comerciantes actualmente.
- La leche llegaba desde las haciendas en lanchas siendo entregada en tarros de latón desde las cinco de la mañana al clásico grito de «leche» y su presencia interrumpía el sueño de muchas personas.
- El malecón quevedeño con muelles de dura madera que presentaba un intenso movimiento de gente, carretas haladas por caballos; en el muelle las lanchas Independencia, Blanca Aurora, Rosa Elvira, hacían viajes de Quevedo a Guayaquil, toda la transportación era vía fluvial.
- Posteriormente, esta región fue creciendo en población y su actividad económica fue cada día más importante dentro de la provincia de Los Ríos, aportando con la producción de caucho y palo de balsa.
- En 1948, se inició el auge del banano, con esto se incrementó el desarrollo urbanístico, aparecieron las grandes empresas de fumigación aérea y la banca que apoyaba con sus créditos.
- Quevedo tenía un hotel de primera, llamado «El Majestic» en donde se hospedaban ilustres personajes de la época.
- Según cuenta la historia, en Quevedo existió un árbol muy grande y frondoso, de excepcional corpulencia que se constituía en el único ejemplar que creció a la buena de Dios, sin cultivo, ni amparo, según los expertos contaba con más de mil años de existencia. Era un guayacán, el que ofrecía un verdadero espectáculo, en su tupida copa había flores maravillosas y en varias ocasiones trataron de derribarlo. Por esto muchos quevedeños lo bautizaron como «el árbol símbolo», por su parecido con esta región, que salió adelante por su fuerza creadora, pero tuvo que ser talado en el año 1980 porque representaba un peligro para el Hospital de Quevedo.