“Los diligentes dominan a otros; los negligentes son dominados” (Proverbios 12:24).
José fue el penúltimo hijo de Jacob y creció en medio de grandes privilegios junto a su padre. Sin embargo, un día sus hermanos lo vendieron despiadadamente a una caravana de ismaelitas que se dirigía a Egipto. Con el corazón destrozado, ahora José era un esclavo al servicio de Potifar, un oficial del faraón. ¿Con qué ánimo iba a enfrentar su vida laboral? He aquí el informe de su hoja de servicio durante su estancia en casa de Potifar: “Pero el Señor estaba con José, y éste prosperó en la casa del egipcio, su amo. Y su amo se dio cuenta de que el Señor estaba con él y lo hacía prosperar en todo lo que emprendía, de modo que José se ganó su buena voluntad, y le servía, y su amo lo nombró mayordomo de su casa y dejó en sus manos todo lo que tenía. Desde el momento en que José quedó a cargo de la casa y posesiones del egipcio, el Señor bendijo su casa por causa de José. La bendición del Señor estaba sobre todo lo que él tenía, lo mismo en la casa que en el campo. El egipcio dejó en manos de José todo lo que tenía, y ya no se ocupaba más que de lo que tenía que comer” (Génesis 39:2-6).
Sí, José era un hombre trabajador, todo un líder. Sin embargo, el acoso de la esposa de Potifar lo envió a la prisión dos años. No obstante, una vez más, dejó ver su excelente actitud hacia el trabajo: “Pero el Señor estaba con él y le extendió su misericordia, y le permitió ganarse la buena voluntad del jefe de la cárcel. Y así el jefe de la cárcel dejó en manos de José el cuidado de todos los presos que había en aquella prisión. Todo lo que allí se hacía, lo hacía José. El jefe de la cárcel no tenía que vigilar nada de lo que estaba al cuidado de José, porque el Señor estaba con José y prosperaba todo lo que él hacía” (Génesis 39:21-23).
El hacendoso joven hebreo llegó a ser gobernador de Egipto, únicamente por debajo del faraón. Nada lo detuvo para tener éxito laboral: ni su condición de esclavo, ni estar lejos de su familia, ni su religión. Es difícil tener una situación laboral más complicada que la de José. Pero con la ayuda de Dios, logró superarlo.
Tú, como José, también puedes superar tus circunstancias desafiantes. Dios te ayudará a ser diligente y a desarrollar tu liderazgo.
DEVOCIÓN MATUTINA PARA JÓVENES 2018
¡RENUÉVATE!
Alejandro Medina Villarreal
Lecturas devocionales para Jóvenes 2018