Quevedo. Si en algún momento usted ha llegado al banco Pichincha de la ciudad de Quevedo de seguro ha visto en su portal a una mujer vendiendo caramelos.
Ella es doña Dioselina Pujota, pese a que en su cara refleja seriedad y tal parecería que es molesta, cuando abre el diálogo su conversación es completa amena. Ahí usted se da cuenta que es una mujer amable y carismática.
Tiene 74 años de edad y 40 años de experiencia en la venta de dulces a menudeo, 30 de ellos los ha pasado la esquina de la calle Quinta y Bolívar.
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Desde pequeña su condición económica ha sido bastante limitada por lo que una amiga la que la incentivó a empezar a vender caramelos y desde entonces se convirtió en la reina de los confites ambulantes.
Doña Dioselina es una mujer muy agradecida con Dios, pues gracias a sus bendiciones ha logrado educar a sus cuatro hijos, quienes hoy en día son profesionales.
«Los he criado a únta de la venta de caramelos y ellos son unos muy buenos hijos, todos me ayudan, pero a mi me gusta trabajar aquí porque me siente muy bien», cuenta doña Dioselina.
A propósito del mes de la mujer ella invita a aquellas madres que están solas con sus hijos a no quedarse de brazos cruzados sino salir a las calles a buscar oportunidades.