Dubai está bajo el agua. Las fuertes tormentas han causado inundaciones repentinas en los Emiratos Árabes Unidos (EAU), provocando impactantes escenas que circulan por las redes sociales: autos abandonados al borde de la carretera, aviones chapoteando en pistas inundadas. Cientos de vuelos han sido cancelados en el concurrido aeropuerto internacional de Dubai, y al menos 18 personas han muerto en la vecina nación de Omán.
Las noticias y las redes sociales no han tardado en culpar a la siembra de nubes. Los EAU tienen un programa desde hace tiempo para intentar que llueva más de las nubes que pasan sobre la región, normalmente árida.
Un equipo de pilotos rocía partículas de sal en las tormentas que pasan para fomentar la formación de más agua. Las inundaciones fueron consideradas por algunos como un cuento con moraleja y han posteado en redes sociales «esto es lo que pasa cuando te metes con la naturaleza». Incluso Bloomberg declaró que la siembra de nubes había empeorado las inundaciones.
Sin embargo, el Centro Nacional de Meteorología de los EAU declaró a medios noticiosos que no había sembrado ninguna nube antes de la tormenta del martes.
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Esto se debe a varias razones. En primer lugar, incluso las evaluaciones más optimistas de la siembra de nubes afirman que puede aumentar las precipitaciones en un máximo del 25% anual.
En otras palabras, habría llovido de todos modos, y si la siembra de nubes hubiera tenido algún efecto, habría sido el de aumentar apenas ligeramente la cantidad de precipitaciones caídas.
La eficacia de la siembra de nubes en climas cálidos sigue siendo incierta, e incluso si funciona, la siembra de nubes no puede producir lluvia de la nada, solo puede mejorar lo que ya hay en el cielo, han dado a conocer desde Dubai.
Dubai está mal equipada para hacer frente a las precipitaciones. La ciudad se ha expandido rápidamente en las últimas décadas, prestando poca atención a infraestructuras como los desagües pluviales, que podrían ayudarla a hacer frente a una afluencia repentina de agua.
La ciudad es en gran parte de concreto y cristal, y hay muy pocos espacios verdes que absorban el agua de lluvia. El resultado es el caos cada vez que llueve, sobre todo cuando llueve por 12 horas como en esta ocasión.