En las bulliciosas calles de Mocache, frente al pintoresco parque Central, reside un hombre cuyo oficio es más que reparar zapatos: es darles una nueva vida. Con 41 años de edad y 20 años de experiencia en el arte de la zapatería, Marco Antonio Calapaqui, conocido cariñosamente como Don Paqui, es símbolo de dedicación y pasión en su oficio.
La historia de Don Paqui está tejida con hilos de esfuerzo y compromiso. Comenzó su carrera como aprendiz, apoyando al señor Camacho en sus primeros pasos en el mundo de la zapatería. Luego, decidió emigrar a Quevedo, donde perfeccionó su arte durante una década antes de regresar a su amado Mocache para abrir su propio negocio.
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A pesar de no haber formado una familia, Don Paqui es un hombre de profunda responsabilidad, cuya labor incansable le ha permitido mantener su hogar y sustentarse a sí mismo. Su lema es simple pero poderoso: «Me gusta hacer mi trabajo bien para que mis clientes queden satisfechos».
Aunque su trabajo es altamente valorado, Don Paqui nunca pierde de vista su humanidad. A pesar de cobrar solo 4 dólares por reparación de zapatos, no duda en bajar el costo para aquellos que enfrentan dificultades económicas. Para él, la calidad de su trabajo es sagrada, independientemente del precio que cobre.
El reloj marca las 07:00, y Don Paqui ya está listo para comenzar su día. Desde tempranas horas hasta el atardecer, se sumerge en su pasión, dedicando cada momento a perfeccionar su arte. Aunque su educación formal se detuvo en quinto año de colegio debido a su dedicación al trabajo, su verdadera pasión es ser artesano, un título que lleva con orgullo y que planea conservar hasta el último de sus días.
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Para Don Paqui, cada zapato que pasa por sus manos es más que cuero y suela; es una oportunidad de hacer magia, de devolver la funcionalidad y la belleza a algo que ha sido desgastado por el tiempo. Y mientras observa las caras nuevas que día a día pueblan las calles de Mocache, su compromiso con su oficio y su amor por su comunidad siguen siendo inquebrantables.
En un mundo donde la rapidez y lo desechable a menudo predominan, Don Paqui es un recordatorio de la importancia de la dedicación, la calidad y el cuidado en cada paso que damos. Su historia, como la de muchos artesanos, es un testimonio de la belleza que reside en el trabajo bien hecho y el impacto duradero que puede tener en las vidas de quienes lo rodean.