Desde tempranas horas, se cerraron vías cercanas al complejo judicial, como en la esquina de las calles Alfonso Pereira y avenida Amazonas. Cuatro filtros de seguridad, equipados con agentes, perros entrenados en detección de explosivos y detectores de metales, se establecieron en el ingreso al complejo para garantizar la seguridad durante el proceso judicial.
La fiscal Ana Hidalgo inició la sesión con el alegato de apertura, detallando los eventos que condujeron al asesinato de Villavicencio y mencionando la participación de los acusados. Según la teoría de la Fiscalía, Carlos L., alias ‘Invisible’, desde la cárcel de Cotopaxi habría ordenado el crimen, mientras que Laura C. facilitó la logística para los sicarios.
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Los abogados defensores de los acusados refutaron las acusaciones, argumentando falta de pruebas directas que vinculen a sus representados con el homicidio. Se espera que durante el juicio se presenten pruebas adicionales por parte de ambas partes para esclarecer los hechos.
El caso ha generado gran interés debido a la magnitud del crimen y las implicaciones políticas y sociales que conlleva. La audiencia continuará con la presentación de pruebas por parte de la Fiscalía y los alegatos de los defensores en los próximos días.
Este juicio representa un paso crucial en el proceso de justicia para Villavicencio y sus familiares, así como un test para la efectividad del sistema judicial ecuatoriano en casos de alta complejidad y sensibilidad pública.
La versión del testigo protegido
Como parte de la prueba de la Fiscalía, la perito Daysi Toaquiza presentó la grabación del testimonio anticipado de J.P.A.M, quien habría formado parte de la planificación inicial del crimen de Fernando Villavicencio y ahora es testigo protegido.
En la audiencia se reprodujo el video y el audio del testimonio, que se rindió en la Cámara de Gessell. El sujeto aparece con gafas, gorra y capucha para precautelar su identidad.
En su relato, J.P.A.M. indicó que trabajaban para un líder en la cárcel de Latacunga, que era conocido con el alias de ‘Chino’.
Esta persona también fue relacionada con el asesinato de Harrison Salcedo, exabogado de Jorge Glas y de ‘Rasquiña’ (líder de los choneros), en abril de 2022.
El testigo protegido mencionó que un tiempo antes del asesinato de Villavicencio, les mandaron a ver unas camisetas, dos camisas y dos gorras. Luego, habría conversado con otra persona identificada como ‘Cura’ quien le comentó que “había un ‘camellito grande’ y que ya nos iban a avisar quién era”.
El 5 de agosto de 2023, dijo J.P.A.M. conoció a una persona a la que se refirió como ‘El Gatillero’. Era de Colombia. Y le dijo que necesitan “un volante” (conductor) para ese trabajo. Ahí se enteró que ese trabajo era el asesinato de una persona política.
Ese mismo día, pero más tarde, el testigo dijo que se reunió con otras tres personas y que se conectaron, a través de una videollamada con la cárcel de Latacunga. Sus interlocutores fueron ‘Chino’ y Carlos A., alias ‘Invisible’.
Según J.P.A.M., él decidió no entrar en ese trabajo, ya que pese a que necesitaba el dinero, tenía miedo. Y que, incluso, peleó con su esposa: Laura C., ya que ella sí quería formar parte del equipo de ese sicariato.
El sujeto explicó que no supo quién era la víctima ni cuanto era la paga, sino hasta después. Ya que, esos datos solo se los entregaban a las personas que aceptaban formar parte de la banda que iba a participar en el asesinato.
Ya en el día del asesinato, J.P.A.M. aseguró que no participó del crimen, porque horas antes su esposa, Laura C., fue arrestada en medio de otro operativo, relacionado con el microtráfico de drogas. Y que recibió una llamada de alias ‘Chino’ y le amenazó de muerte si es que “la vuelta se caía”. Luego de que ocurrió el asesinato, el testigo protegido habría tenido contacto con uno de los involucrados en el crimen.
Ahí le había confirmado que “esa cabeza (la de Fernando Villavicencio) valía USD 200.000 y la mandó a hacer el Gobierno de Correa”. Según el testimonio, ‘Chino’ quería ganarse el mérito del asesinato de Villavicencio, ya que a cambio podría conseguir su salida de la cárcel. “Tienen derecho a medio Quito, en el tema de drogas”, también explicó.
Pero señaló que el equipo del ‘Chino’, del que él formaba parte no pudo concretar el trabajo. Entonces entró en escena ‘Invisible’, que trabajó con un equipo de sicarios colombianos, que fueron los que al final cometieron el delito, según la versión del testigo.