«Reiteramos nuestro compromiso con la defensa de la vida y las acciones preventivas orientadas al cuidado de la inocencia de los menores y jóvenes», precisa el escrito.
El pronunciamiento se da luego de que se conocieran varios testimonios sobre abusos sexuales cometidos por sacerdotes en las ciudades de Guayaquil y Cuenca.
La Iglesia sostiene que detener estos hechos es «una responsabilidad compartida con la sociedad en general», y agrega que como institución tomará medidas preventivas que buscan impedir nuevos casos.
«Nos comprometemos a tomar medidas preventivas contra este flagelo que afecta a nuestras familias», apostilló la Conferencia Episcopal ecuatoriana.
La Iglesia católica reiteró su solidaridad con las víctimas y agregó que ofrece «asesoría legal, acompañamiento psicológico y espiritual» para los afectados por los abusos.