El lamento de doña María Mora, madre del Policía Luis Corrales, asesinado en Guayaquil, resuena con fuerza. «Es que los padres no están para enterrar a los hijos,» dice con voz quebrada, mientras su dolor inmenso se manifiesta en un llanto inconsolable.
La reciente pérdida de su hijo, Luis Corrales Mora, un valiente Policía con grado de Cabo Primero, cuyo corazón noble y su dedicación al servicio público lo hicieron querido por todos, ha dejado un vacío que parece imposible de llenar.
Luis Corrales, conocido por su integridad y su incansable compromiso con su labor, fue abatido en un trágico intento de robo que tuvo lugar en una casa del distrito Portete en Guayaquil.
La noche del ataque, Corrales estaba acompañado por familiares y amigos cuando cuatro individuos armados irrumpieron en la vivienda, despojando a los presentes de sus pertenencias y enfrentando a Corrales, quien estaba en posesión de su arma de servicio.
El heroico Policía, que siempre brillaba con una sonrisa y un deseo de vivir plenamente, intentó defenderse, pero fue abatido por los atacantes, quienes luego huyeron en un vehículo de color negro.
La noticia de su muerte ha conmocionado profundamente a su familia y a toda la gente que que lo conocía, en redes las sociales las condolencias no se hicieron esperar.
La familia Corrales ha enfrentado estos momentos difíciles con una fortaleza tremenda, especialmente don el padre del Policía, quien a pesar de tener una pierna menos y estar en una silla de rueda dice que esta es la voluntad de Dios; No obstante, su recuerdo es palpable en cada rincón de su hogar.
A su velorio en Quevedo asistieron no solo sus seres queridos, sino también una multitud de vecinos y amigos que querían rendirle un homenaje a este hombre que iluminó sus vidas con su presencia.
Entre las personas que acudieron a ofrecer sus condolencias se encontraba el Sargento Primero de la Policía Nacional, César Castro, quien recordó a Luis Corrales como un buen compañero y un amigo leal.
Su pérdida se siente profundamente en los corazones de todos aquellos que compartieron con él su tiempo y su alegría; especialmente entre sus tres hijos quienes lloraban desconsoladamente junto a su caja su triste e inesperada pártida.
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Luis Corrales, de 34 años de edad, será sepultado el 31 de julio en Quevedo, rodeado del cariño de quienes lo amaron y admiraron.
Aunque su vida fue truncada de manera violenta, su legado de valentía y amor perdurará en la memoria de todos aquellos que tuvieron el honor de conocerlo.
Que su espíritu descanse en paz, mientras su recuerdo sigue vivo en los corazones de quienes lloran su partida.