Guayaquil se encuentra sumergida en una profunda conmoción ante la desaparición de cuatro menores y la reciente aparición de cuerpos incinerados en una zona rural cercana.
Las familias de Ismael y Josué Arroyo, Saúl Arboleda y Steven Medina, conocidos como los «cuatro de Las Malvinas», esperan con angustia los resultados de las pruebas forenses que determinarán si los restos encontrados corresponden a sus seres queridos.
La desaparición de los niños, ocurrida el pasado 8 de diciembre tras un operativo militar, ha generado indignación a nivel nacional e internacional.
Las autoridades investigan la presunta responsabilidad de miembros de la Fuerza Aérea Ecuatoriana en este caso.
Los exámenes forenses, que incluyen análisis antropológicos y pruebas de ADN, se han visto dificultados por el estado de los cuerpos, que se encontraban incinerados y mutilados.
A pesar de estas complicaciones, los expertos trabajan arduamente para obtener resultados concluyentes lo antes posible.
Billy Navarrete, director del Comité por la Defensa de los Derechos Humanos de Guayaquil, ha señalado que la identificación de los restos podría cambiar la tipificación del delito, pasando de desaparición forzada a ejecución extrajudicial.
Esta posibilidad ha generado aún más consternación entre los familiares de las víctimas y la sociedad civil.
La Fiscalía ha iniciado un proceso investigativo y ha solicitado la formulación de cargos contra 16 militares involucrados en el caso. Sin embargo, la audiencia correspondiente aún no tiene fecha programada.
Mientras tanto, las familias de los menores continúan exigiendo justicia y una investigación exhaustiva que esclarezca lo ocurrido.
La sociedad ecuatoriana, a su vez, permanece atenta a los avances de este caso que ha conmocionado al país.