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martes, 11 marzo, 2025

“Del amor no quiero saber nada” La historia de amor de Óscar y Ana Paula 

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Quevedo. La historia de amor de Óscar y Ana Paula nos enseña que el destino puede sorprendernos cuando menos lo esperamos. 

Óscar le cuenta a ALDIA cómo conoció al amor de su vida, que le dio dos hijos preciosos, y que ahora se están formando como profesionales. 

Todo empezó en el año 2000, cuando trabajaba en Diario EL Universo, tenía tres años de haber salido de una relación de siete años y no quería saber nada de mujeres, estaba en la negación de que el verdadero amor existe.  De repente, un día, una compañera de trabajo le dijo que le iba a presentar a una amiga que estaba soltera, y él dijo que sí sin darle mucha importancia. 

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“Le había contado a mi amiga mis problemas, así que me dijo ‘un día te voy a presentar a una amiga’, como yo estaba en negación, le dije ‘bueno, está bien’, pero no le di mucha importancia”, cuenta. 

Pasaron los meses sin acordarse de aquella promesa, pero un día su colega se acordó de su amiga y le dijo: “ah, todavía no te la he presentado”, así que decidió llamarla durante el trabajo, como en aquella época todavía había teléfonos convencionales, ambas hablaron con el citofono abierto, diciéndole que iba a compartir su número con Oscar y con la promesa de que Oscar la llamaría.

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Y Oscar aún no tenía expectativas ni ánimos de lo que pasaría, así que contestó: “bueno, está bien, y si no, no pasa nada”, le respondió.

Pasó una semana, 10 días y Oscar se animó a llamar, y se presentaron por teléfono: “Hola, soy Ana Paula,; Hola, soy Oscar”, se hicieron las preguntas básicas e establecieron una “cita”, sin ninguna expectativa, y con la negación de que realmente iba a ser algo muy importante que cambiaría el futuro y toda su vida. 

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Fijaron el día y la hora, y así fue: “Le dije, si vas en buena hora, y si no vas, le dije, no pasa nada, nunca nos dijimos cómo íbamos a ir vestidos, como somos, características, absolutamente nada.  Y llegó el día y yo fui al lugar donde nos habíamos citado”, dijo. 

Y como muchos dicen, “llegó el día, espero”, sin embargo, en esta historia de amor, no fue tan esperado, fue un día normal. Oscar llegó a la cita a esperar a Ana Paula, esperó una hora sentado, pero no desesperado, no tenía ganas de nada, e incluso estaba a punto de irse, su trabajo empezaba a la 1:00 pm y la cita era a las 11:00 am.

Cuando de repente le llamó la atención una chica con un niño de unos 8 o 9 años, entonces se vieron y se dijeron: “¿Eres Oscar? ¿Eres Ana Paula, hola, cómo estás?” .

Lo que Oscar no sabía en ese momento era que el niñito que estaba con Ana Paula era un “plan b” de ella, en caso de que no le gustara, le iba a decir que era el “hijo”, y si le gustaba le iba a decir que era el “sobrino”.

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Así sucedió, Oscar invitó a Ana Paula al patio de comidas del centro comercial a tomar algo, y ella con el pequeño a su lado. Oscar y Ana Paula siempre tienen presente esa fecha y la recuerdan como si fuera ayer. Tomaron un yogur. Fue una cita sencilla, hablaron y al final Ana Paula le dijo: “Él es mi sobrino”.

Después de ese encuentro, vinieron las citas y las llamadas de Ana Paula, y así se fueron conociendo mejor, sus gustos, sus personalidades, en fin, entre charlas y charlas, se fueron acercando, y ella le dijo que le gustaba porque era un hombre que no la invitaba a beber, como estaba acostumbrada de sus pretendientes. 

Un día de un diálogo cualquiera conversando seriamente, Óscar le contó sobre su experiencia en su relación pasaba, y le dijo que estaba buscando una relación más seria, que estaba cansado del “quizá”, “talvez”, “veremos”: “Yo no estoy para jugar, yo voy en serio, así que, de inicio para verdaderamente continuar. Esa fue una de las condiciones que yo le dije: ‘yo quiero una relación contigo, pero es para casarnos, tener una familia, unos hijos”, le dijo a Ana Paula. 

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Oscar, pensando que iba a recibir un doloroso rechazo de Ana Paula, se sorprendió cuando Ana Paula sonrió y dijo que estaba muy contenta de aceptar. 

Oscar, que en ese momento tenía 33 años, esperaba casarse en dos años, pero Ana Paula sorpresivamente quería hacerlo más rápido, así comenzó esta historia que de una llamada inesperada, un encuentro casual sin expectativas, ahora se convirtió en una historia donde formarían una familia juntos. 

Esta historia nos muestra que a veces las cosas simples, que pasan desapercibidas, pueden cambiar nuestras vidas, que a veces de la negación surge una conexión. 

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