Dueña de una incansable voz y enamorada de la música nacional. Así se definía la cantante guayaquileña Irma Aráuz Merizalde, quien saltó a la palestra escénica a sus 16 años con Playita mía, una composición del músico local Carlos Rubira Infante. La artista, conocida también como la Dama del Pasillo, falleció el sábado a causa de un cáncer que venía padeciendo hace varios años.
En sus más de cincuenta años de carrera musical, Aráuz grabó decenas de canciones en todos los estilos posibles (pasillos, boleros, romances y baladas). Ella se confesaba admiradora de las creaciones nacionales, las que durante su vida llevó a países como Estados Unidos, Cuba, Colombia, Perú y otros más. Esto lo hizo en su presidencia, por ocho años, en la Asociación de Artistas del Guayas.
Durante una entrevista que la cantante le concedió a EL UNIVERSO, a inicios de enero pasado, manifestó tristeza por la desaparición de aquella entidad que –según indicó– velaba por proteger y promulgar los derechos de los artistas. Así como la difusión de su arte a nivel nacional e internacional.
En aquella ocasión, cuando se encontraba postrada por complicaciones de su enfermedad (las células cancerígenas habían llegado a sus pulmones), también habló sobre el trato que hoy en día se da a los artistas de trayectoria, quienes han brindado diversas glorias al país.
Mencionó que se deberían establecer mejores políticas de salud pública para los artistas que no cuentan con un seguro social, para que puedan acceder a tratamientos como a los que ella se estaba sometiendo.
En los últimos meses de su enfermedad, a Aráuz se le hacía casi imposible acceder a los medicamentos para el cáncer que padecía, puesto que su organismo se había hecho resistente a estos y tuvieron que cambiarle de fármaco. La nueva medicina no estaba registrada en el Sistema Nacional de Enfermedades Catastróficas, por lo que no podía recibir estas pastillas de manera gratuita. Otro punto que tocó en aquella conversación fue el “profundo cariño” por el público que la acompañó desde que aprendía música con Julio Jaramillo y Wacho Murillo. Dijo que el Ruiseñor de América era su eterno mentor y afirmó que se consideraba una consentida de los ecuatorianos.
Su larga trayectoria le valió muchos reconocimientos, entre ellos uno de la Asamblea Nacional, en 2016. Así mismo la Prefectura del Guayas y el Municipio de Guayaquil hicieron lo propio, en ese mismo año, a propósito de las cinco décadas de carrera musical de la artista, que prefería interpretar. Decía que no se le daba mucho el tema de la composición, pues consideraba que la creación era una gran responsabilidad.
“La conocí a ella como una mujer de energía y llena de tanta vida, muy profesional, extremadamente seria en sus compromisos artísticos, con una voz hermosa”, comenta la artista Astrid Achi sobre la Dama del Pasillo.
“Cuando ya supo de la enfermedad, ella me decía: ‘Mijita, estoy luchando contra esto…’. Ella lo asumió con mucha fortaleza”, agrega Achi.
Para la cantante Silvana, Aráuz no solo era una compañera, también tuvo momentos importantes en su carrera. Recuerda que Aráuz fue la madrina de su disco de pasillos Por el amor y la vida a mi tierra y que compartieron jornadas como miembros de la Asociación de Artistas del Guayas.
“Es una tristeza profunda no solo para los artistas sino para el Ecuador entero, porque ella deja un legado enorme de amor a la música y sobre todo a la nuestra”, menciona Silvana.
“Ella era una mujer alegre, muy graciosa, tan ocurrida, nos hacía reír, íbamos al mismo estilista (…), cuando estuvo en Sayce me llamó para sacar mi credencial. Como amiga era fantástica, pero por su gremio era toda una guerrera, siempre se preocupó por todos”, sostiene la también artista Jazmín, quien coincidió con ella en escenarios como el desaparecido programa Chispazos.
Sus restos fueron velados y reposarán en el camposanto Parque de la Paz La Aurora, Guayaquil.
Fuente El Universo.