Dicen por ahí que uno no solo se casa con la pareja sino con su familia, y es cierto, los parientes del cónyuge son inherentes a él, por eso construir y conservar una relación armónica con la familia del cónyuge es esencial para el bienestar del matrimonio. Los siguientes consejos ayudarán a lograrlo:
1. Prudencia
“Tanta prudencia se necesita para gobernar un imperio, como una casa” – Friedrich Engels. La prudencia en la relación con los suegros es una de las claves más importantes. Posiblemente muchos conflictos podrían evitarse si en ese momento se actuara con prudencia, esta virtud le proporciona al ser humano el dominio de sí mismo, le permite pensar antes de actuar y le ayuda a determinar en qué momento se puede expresar algo o en qué momento es mejor dejarlo en el tintero. Algunas veces hay que hacerse de oídos sordos frente a algún comentario de los suegros, pues son nimiedades que no valen la pena profundizar en ellos, ni poner en conflicto el matrimonio.
2. Respeto
Los suegros merecen respeto. Son los padres de la persona que se ha enamorado y se ha elegido para compartir la vida, es inevitable tener una relación con ellos y este vínculo deberá partir siempre de las buenas maneras. Es necesario cuidar las palabras, las discusiones acaloradas, los roces, las miradas y respuestas subidas de tono. Hay que saber expresar las opiniones de la mejor manera posible, pues siempre se ha de tener presente que cuando se hiere a los suegros, de alguna forma se hiere al cónyuge.
3. Evita las comparaciones
Cada quien fue educado de una forma, tal vez muy diferente, lo cual no debe ser objeto de comparación. Si se conociera mejor cómo fue la crianza del cónyuge, tal vez se podría comprender muchas de sus actitudes, miedos, frustraciones, etc. De manera que, en lugar de comprar la educación impartida por los suegros, es mejor tratar de comprenderlos dentro de un contexto con unas condiciones particulares.
4. El matrimonio es de dos
Es sano y conveniente para el matrimonio, establecer unos límites con la familia de origen de cada uno. Hay temas que sólo conciernen a los esposos y no es necesaria la intromisión de los suegros, a no ser que los hijos pidan su opinión. También hay momentos que los esposos deben vivir solos, habrán otros espacios para compartir con las familias. Así que si se llegan a saltar estos límites, es importante hacérselo saber a la familia de origen, eso sí bien dicho, con mucho respeto y amor.
5. Todo sea por la armonía familiar
El primero en pagar los platos rotos de una mala relación con los suegros es el cónyuge, así que por el amor que existe entre los dos, se debe ceder muchas veces… Un buen matrimonio conlleva esfuerzo y sacrificios -como todo en la vida- y muchas veces los suegros son el “tema difícil” del matrimonio, pero con un buen manejo, paciencia, respeto, la mejor actitud, una buena dosis de inteligencia emocional y grandes cantidades amor, harán que los momentos difíciles sean afrontados de la mejor manera; por el bien de los esposos y por la tranquilidad en los corazones de la familia política.
6. Comunicarse con el cónyuge
Por último, la comunicación en pareja será la mejor herramienta para afrontar cualquier dificultad con la familia política. Con mucha delicadeza y empatía se le pueden expresar al marido o a la esposa, los desacuerdos con su familia o las actitudes que le generan incomodad. Ambos esposos deben buscar la solución, así como comprometerse a superar el impase. Lo importante es que el amor conyugal jamás se vea afectado por la relación con los suegros, pues una vez se contrae matrimonio, se adquiere el rol más importante que es el de esposo o esposa; el de hijo(a) siendo fundamental, deja de ser el principal. Así que todos los esfuerzos deben estar enfocados a construir un hogar y a proteger el matrimonio.