“La esperanza frustrada aflige al corazón; el deseo cumplido es un árbol de vida” (Proverbios 13:12, NVI).
Jonás Gutiérrez nació en Buenos Aires (Argentina) el 5 de julio de 1983. Desde niño tuvo que aprender a sortear problemas. Cuanto tenía solo un año y medio de edad sufrió una parálisis del lado izquierdo de su cuerpo. Padeció convulsiones febriles y los médicos recomendaron a su madre que practicara algún deporte para que no quedasen secuelas. Fue así como el pequeño Jonás practicó ejercicio desde muy temprana edad. Cuando empezó a jugar al fútbol, creyó de corazón que un día llegaría a ser un jugador profesional. El chico se dejaba el alma en el césped, lo que le ganó el apodo de El Galgo. Gutiérrez jugó para el Club Atlético Vélez Sársfield de Argentina, el RCD Mallorca de España y el Newcastle United de Inglaterra. En 2007 recibió su primera convocatoria para jugar con la selección argentina de fútbol y, en 2010, participó en el Mundial de Sudáfrica con su país. Sin embargo, en mayo de 2013, durante un partido entre el Arsenal y el Newcastle, en Londres, tuvo un fuerte choque con el jugador francés Sagna, sufriendo fuertes dolores en la zona genital. Después de acudir al médico, le fue diagnosticado cáncer testicular. El Galgo se derrumbó con la noticia y rompió a llorar delante del médico.
Aparentemente, su carrera como futbolista había concluido. Pero Jonás Gutiérrez no se rindió. Se fue a Argentina a seguir un tratamiento médico. Además, enfrentó constantes altibajos emocionales, sin embargo, siguió adelante.
El Galgo confiesa: “Ante una situación así, lo importante es tener fe. […] Gracias a eso se sale adelante. […] Yo creo mucho en Dios y siempre miré hacia delante” [El País, 29 de marzo de 2015). Gutiérrez se recuperó de manera asombrosa. El 4 de marzo de 2015, el técnico John Carver le ordenó entrar al terreno de juego. En ese momento, los 52.000 espectadores de Saint James Park se pusieron en pie para ovacionar al jugador argentino. Ese día volvió a nacer. Una vez más se vio al carrilero profundo dejándose el alma sobre el césped. El Galgo estaba de regreso.
La fe en Dios es un factor que puede impulsarnos a ser perseverantes. Es él quien nos brinda esperanza para alimentar nuestros sueños y adquirir la certeza de un futuro mejor.
Hoy pide al Señor que te ayude a tener fe en los momentos difíciles de tu vida.
DEVOCIÓN MATUTINA PARA JÓVENES 2018
¡RENUÉVATE!
Alejandro Medina Villarreal
Lecturas devocionales para Jóvenes 2018