“Hay caminos que el hombre considera buenos, pero que al final resultan caminos de muerte” (Proverbios 16:25].
Hace unos años pasé por una incómoda situación en el
aeropuerto Charles De Gaulle de París (Francia). Estaba por tomar un vuelo a la
Ciudad de México cuando, en medio de una confusión, escogí un pasillo
equivocado que me llevó hacia una puerta de embarque que no era la mía. Al ver
mi billete, el oficial me informó que me había confundido. Lo peor de todo era
que ya era muy tarde para embarcar. De pronto caí en la desesperación y empecé
a imaginar lo que sucedería si perdía el avión. ¡Por qué me pasaba eso a mí!
Empecé a correr por los pasillos de la terminal aérea con una oración en los
labios. Finalmente, después de subir y bajar escaleras y pasar por varios
controles de seguridad, llegué al sitio correcto. De manera milagrosa, el vuelo
se había retrasado misteriosamente varios minutos. Yo sabía que el Señor había
respondido a mi oración. Mientras ocupaba mi lugar en la aeronave, di gracias
al cielo por haber tenido misericordia de mí.
Creo que no es la primera vez que me he equivocado. En realidad han sido muchas.
Como en el caso de lo sucedido en París, en varias ocasiones ni siquiera me he
dado cuenta de que estoy en un error y ha tenido que ser otro el que me
mostrara la triste realidad. Sin embargo, gracias a eso he podido librarme de
varias dificultades que parecían inevitables y me habrían afectado seriamente
de no haber tomado una decisión firme.
Es muy probable que tú también hayas elegido la puerta de embarque equivocada
para luego darte cuenta de que has perdido grandes oportunidades. Tal vez, un
día alguien se acercó a ti para indicarte que estabas equivocado y debías
corregir el rumbo. ¿Seguiste las indicaciones o desechaste las advertencias?
Posiblemente hoy sufres las consecuencias de no haber atendido los avisos.
La promesa de esta mañana es que Dios nos muestra los errores. Él nos advierte
cuando vamos por el camino equivocado o estamos frente a una puerta falsa. El
Señor tiene diversas formas de señalarnos que debemos cambiar de ruta. Sin
embargo, somos nosotros los únicos que podemos tomar la decisión de efectuar
los cambios. Si hoy te sientes confundido o inseguro en cuanto a los laberintos
de la vida, es tiempo de invitar al Señor para que te indique el camino
correcto.
DEVOCIÓN MATUTINA PARA JÓVENES 2018
¡RENUÉVATE!
Alejandro Medina Villarreal
Lecturas devocionales para Jóvenes 2018