El martes 11 de diciembre, 1.300 niños, adolescentes y jóvenes con diversas discapacidades participaron en el festejo “Una Navidad especial”, organizado por la Fundación Olimpiadas Especiales en el parque de diversiones Vulqano Park.
Los estudiantes de 13 escuelas de educación especial de Quito y Cayambe disfrutaron de una mañana llena de diversión y risas. Más de 30 juegos estuvieron abiertos de forma gratuita para ellos.
La mayoría tiene discapacidad intelectual, como autismo, parálisis cerebral y síndrome de Down, otros presentan discapacidad física y auditiva. Pero eso no impidió que se subieran a los juegos, como la montaña rusa y los carros chocones, y gritaran de la emoción.
Kevin O., de 12 años, estudiante del Instituto de Educación Especial del Norte, comentó con alegría que el barco y el carrusel fueron los juegos que más le gustaron. Aseguró -con inocencia y alegría- que es un niño valiente. Él tiene retardo mental.
Daysi Corrales, maestra de la escuela Geovanni Calles, explicó que con este festejo los niños con discapacidad viven una inclusión verdadera. Además -dijo- salen de sus rutinas, lo que hace evidente su felicidad.
María Morales asistió al evento con su nieto Jesús Andrés, de 10 años, que tiene parálisis cerebral y hace una semana le diagnosticaron epilepsia.
“Él es el ángel de la casa, él es mi vida. Lo único que pido es que Dios me dé fuerzas para seguir cuidándolo”, comentó la mujer mientras limpiaba sus lágrimas y miraba con amor a su nieto.
Aunque debe evitar emociones fuertes y no puede caminar, Jesús disfrutó de los globos voladores. La Fundación realiza este festejo hace más de 25 años. “Con dificultad o no los niños se suben a los juegos y disfrutan.
Hoy la discapacidad no existe, esta pasa a segundo plano”, comentó Héctor Cueva, presidente de la Fundación Olimpiadas Especiales. Después de jugar, cada niño recibió un refrigerio, bebidas y una funda de caramelos.