Su cuerpo inerte estaba tirado en los exteriores de su vivienda, en la localidad La Tablada de La Victoria, en la parroquia San Plácido de Portoviejo. Fue hallado con el cuello “casi cercenado”, con arma blanca.
Así encontraron a Silvia Patricia Meza Mendieta, de 27 años, la mañana del domingo.
Leonila Meza, hermana de la occisa, cree que el conviviente que tenía la víctima está involucrado en el asunto.
Ella procreó tres hijos y se había separado desde el fin de año, según sus familiares.
La Policía buscaba ayer el paradero de Stalin B.B.S., quien sería el presunto responsable del crimen en contra de Meza, que en caso de confirmarse sería el primer femicidio que se registra en Manabí en este año.
Después del hecho, el hombre huyó de la casa donde se produjo el crimen.
Según Leonila, su hermana llegó el domingo desde El Empalme, donde residía luego de su separación.
Había llegado a buscar las cosas que había dejado. Al llegar ahí su exconviviente la habría esperado para pedirle que se quedara, pero ante la negativa la habría asesinado con arma blanca.
“¿Quién más podría ser, el único que tenía motivos de sobra era él, porque se sentía su orgullo de macho herido porque lo dejó…(el ataque), fue con arma blanca, no sabemos si fue un cuchillo”, indicó Leonila.
Ayer los familiares de Silvia Patricia llegaron hasta el centro forense de Manta a realizar los trámites respectivos, mientras le realizaban la autopsia. Se prevé que hoy sean sepultados los restos de Silvia Meza en el sector de la ciudadela María Asunción en el cantón El Empalme en Guayas.
Gilmer Calderón, vecino de la occisa, lamentó el hecho de que tras la autopsia Silvia fue sacada en un balde de la camioneta desde el centro forense y cubierta con una funda roja.
Durante el 2018, organizaciones que trabajan en la prevención de femicidios contaron unos 98 casos. De esos, 13 casos se presentaron en Manabí.
Ananabel Arévalo, del Centro Ecuatoriano para la Promoción y Acción de la Mujer (Cepam), ente que da asistencia a las mujeres, señaló que los insultos, amenazas y golpes son los principales detonantes para que las mujeres busquen ayuda con la Policía o en organizaciones para evitar que la violencia crezca y pueda convertirse en un femicidio.