Sobre la tela blanca utilizada por los criminales para vendar sus ojos, una mancha de sangre evidenciaba el lugar de la herida que provocó su muerte: el costado izquierdo de su cráneo, cerca de la oreja.
Y junto a su cuerpo yacían dos indicios de la única bala descargada en su contra, con la que fue ejecutado mientras tenía sus manos atadas.
El hombre no tuvo oportunidad de reaccionar ni alguien en los alrededores que saliera en su ayuda, porque la escena del crimen fue un terreno baldío, rodeado de otros predios abandonados, de una antigua pollera y de una zona boscosa, bordeada por un estero.
El hecho se registró en la parte posterior del sector conocido como finca Delia, en las afueras de Durán, por el kilómetro 6,5 de la vía al Tambo, en Guayas.
La víctima fue identificada como Manuel Pulache Flores, un cantante y guitarrista peruano que se dedicaba a interpretar pasillos y boleros en eventos a nivel nacional.
En redes sociales constan sus presentaciones en sitios privados y hasta en instituciones públicas. Y es por su amor a la música que acostumbraba a salir de casa para reunirse con amigos y colegas, según contaron sus familiares a los investigadores de la Dirección Nacional de Delitos Contra la Vida (Dinased).
El jefe operativo de esa entidad, mayor William Herrera, informó que la noche del pasado miércoles el artista salió de su casa en el auto de una hija, como lo hacía habitualmente, pero ayer por la mañana ella fue alertada del abandono del vehículo en una calle de Naranjal, localidad ubicada a más de una hora del sitio del suceso.
Según el oficial, las personas que asesinaron a Manuel Pulache hicieron un extenso recorrido, pues habrían circulado por diferentes direcciones de Guayaquil, donde además hicieron algunas paradas antes de dirigirse a la escena del crimen, que también quedó grabada en el sistema de rastreo satelital del automotor.
El mayor Herrera comentó que con esos detalles esperaban encontrar imágenes en las estaciones de peaje y en cámaras de empresas del sector para conocer las identidades de los asesinos.
En el lugar de los hechos, las personas que más cercano habitan al sitio donde dejaron el cadáver están a 300 metros y aseguraron no haber escuchado algo que llamara su atención.
Vicenta Briones, una moradora, sostuvo que un vaquero de la zona le informó del hallazgo y supuestamente le comentó que durante la madrugada habría visto un automóvil ingresar al sector. “Pero no se escuchó ningún balazo, ni nada”, afirmó.
Luis Calderón, en cambio, mencionó que es guardia de seguridad y que durante la noche no estuvo en su casa. “No me había enterado de esto. Es la primera vez en más de 40 años que vivo aquí que dejan un cuerpo tan cerca. Hace algún tiempo hubo uno, pero por otra entrada a este sector”, expresó.
Familiares
Parientes de la víctima llegaron al lugar de los hechos y confirmaron su identidad a los investigadores. No obstante, la información preliminar no fue suficiente para que los agentes establecieran una motivación del crimen, acotó Herrera.
Por eso, los allegados luego acudirían a los despachos de la Dinased, en el Puerto Principal, para rendir una versión.