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viernes, 22 noviembre, 2024

Los entierros más triste: covid-19

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Por Joaquín López.- El pasado sábado 04 de abril del 2020, a las 06h00, el corazón de mi hermano dejo de latir y murió FREDDY VLADIMIR LOPEZ CHAVEZ, 49 años, víctima del coronavirus, en la zona de Cuidados Intensivos del Hospital del IESS – Quevedo.

A las 06h30 de ese mismo día, yo recibía la notificación del deceso de mi hermano por teléfono de parte de Teofilo Moscol Contreras, medico, quien recibió el informe final de los médicos del hospital del IESS en Quevedo.

En realidad, mi hermano mayor José Rene, quien ha liderado este penoso hecho en nuestra familia, y el suscrito, habíamos analizado un escenario, que era la muerte de nuestro hermano, ya habíamos llorado en forma conjunta y luego de manera individual. Estabamos anticipados.

Vladimir luchaba por su vida denodadamente, con su garra típica de ir al frente, pero que no iba a soportar al terrible virus que había atacado a su sistema respiratorio, era el diagnostico profesional.

A las 15h30 del sabado 04 e abril, salía el cuerpo de mi hermano dentro de una bolsa hermética, para luego pasar a un ataúd, con rumbo al Cementerio General de Quevedo para que sus restos mortales sean depositados en un Mausoleo y de esta manera pueda recibir cristiana sepultura. Sin velatorio y sin funeral.

A las 16h00 estaba sellado el nicho por parte del panteonero. Vladimir estaba adentro de la fosa ya con todas las medidas de seguridad.

Agradecimiento para Rodolfo Cantos y Eulalia Pazmiño Espin, director general y directora tecnica del hospital IESS Quevedo, a nuestros amigos Vinicio y Marcia Arregui, quienes con conocimientos del servicio médico del hospital del IESS Quevedo, tuvo mi hermano el apoyo permanente.

Rescatar el sentido de anticipación y alto grado de ejecutividad del alcalde de Quevedo, Jhon Salcedo Cantos, quien observando los dramas de otras ciudades, sobre todo en Guayaquil, soluciono los problemas administrativos y facilito todos los trámites mortuorios para evitar lo ocurrido en otras ciudades.

Mención especial merece nuestro amigo de siempre, Antonio Mosquera Solorzano, quien contacto con Carlos Criollo, periodista de la UTB en Quevedo, nuestro operador en este drama de nuestra familia.

Finalmente esta experiencia que ha vivido nuestra familia no se la deseo a nadie, pero hemos tenido que enfrentar por la situación que todos conocemos y el apoyo emocional, nosotros mismos nos hemos dado.

Ya mi hermano descansa en un mausoleo del Cementerio General de Quevedo, no nos sentimos desbordados, agotados ni expuestos, ya que Vladimir, por ser nuestra sangre, nos duele aceptar que haya caído por el coronavirus.

Y este final difícil anticiparlo, ya que cuando un ser querido muere, el poder darle un último adiós significa todo. Pero el coronavirus robo esta oportunidad de una despedida final y no permite que nadie tenga un cierre emocional.

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