La obstetra Johanna Morán Galarza jamás imaginó que iba a ayudar a embarazadas durante una pandemia. Cuando se graduó de la universidad, hace 15 años, hizo un juramento de cuidar a las personas más vulnerables de su comunidad, y así lo cumplió.
La realidad de salvar dos vidas durante la pandemia fue todo un desafío para Morán, ya que las embarazadas pasan por varios inconvenientes físicos y psicológicos.
“Seguía sus controles porque es muy importante evitar las muertes maternas y neonatales, y otras complicaciones futuras. Ellas son un punto muy crítico e importante dentro de lo que es la atención primaria en salud”, comentó.
Como especialista de salud reproductiva, Morán debía aconsejar e intervenir en las mujeres embarazadas, satisfacer sus necesidades y evitar traerles más preocupaciones, debido a que los temores de dar a luz en medio de la pandemia eran muchos.
Realizaba todos los días visitas domiciliaras y en las comunidades atendiendo a casos sospechosos, también a ancianos que llegaban con problemas de salud graves.
“Dentro de las atenciones no tuvimos ninguna paciente con este síndrome, todas se mantuvieron estables. Pero nosotros nos movilizábamos sin mirar horizontes, sino el bienestar de los pacientes”, comentó la obstetra.
Con el virus en la calle y atendiendo a personas vulnerables, era un giro de 180 grados para su profesión. Llegaba al centro de salud a cambiarse y hacía largas jornadas de trabajo, en todo ese tiempo tuvo que ser muy cuidadosa.
En su casa, la situación no cambiaba, el cariño y afecto tenía que guardarlo. Se acostumbró a no saludar e ir inmediatamente al baño para cambiarse totalmente la indumentaria, desinfectarse y ahora sí, hacer el papel de madre de sus dos hijos.
Sin duda, Morán cumple con su rol protagónico en la atención de las mujeres y otros miembros de la población quevedeña, por lo tanto, espera que los ciudadanos pongan de su parte para que esta pesadilla acabe pronto y proteger a quienes están por nacer. (EHL)
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