Timothy Ray Brown, el estadounidense conocido como el «paciente de Berlín» que en 2008 se convirtió en el primer hombre en curarse de VIH, murió de cáncer este miércoles 30 de septiembre, a los 54 años.
Fue la Sociedad Internacional sobre el SIDA la que dio la noticia y explicó que «durante los últimos seis meses, Timothy había estado viviendo con una recaída de leucemia», que afectó particularmente su cerebro, pero permanecía “inmune al virus del VIH».
Horas antes de conocerse la noticia, su compañero, Tim Hoeffgen, anunció que se encontraba en fase terminal, aclarando que «Timothy no muere de VIH, las cosas están claras». Y hoy escribió en Facebook: «Es con gran tristeza que anuncio que Timothy ha muerto, asistido por mí y amigos».
Su historia dio vuelta al mundo con la esperanza de que es posible una verdadera cura para el HIV, aunque por ahora sea difícil de replicar a gran escala.
La historia comenzó en Berlín, en 1995, donde vivía Timothy, un estadounidense que descubrió en la capital alemana que estaba infectado. Empezó con los tratamientos habituales, basados en fármacos antirretrovirales, pero en 2007 también le diagnosticaron leucemia mieloide aguda.
Parecía que se acercaba el final y ahí fue cuando llegó el punto de inflexión. En efecto, un médico de la Universidad de Berlín usó un trasplante de células madre de un donante con una rara mutación genética llamada gen Ccr5, que conllevaba una resistencia natural a la inmunodeficiencia.
Después de dos trasplantes, sucedió lo que parecía un milagro: en 2008 Timothy, todavía conocido como el «paciente de Berlín» para proteger su anonimato, se recuperó de ambas enfermedades y ya no tuvo que someterse a la terapia antirretroviral.
Recién dos años después, en 2010, decidió divulgar su nombre y dar entrevistas sobre la alegría de su recuperación. «Es maravilloso estar curado de VIH», declaró en 2012 y envió un mensaje de esperanza a todos los enfermos.
«Soy la prueba viviente de que el VIH se puede curar», dijo en ese entonces. Pero el camino hacia una cura a gran escala para el virus aún es largo. Un trasplante similar al de Timothy es demasiado arriesgado, agresivo y costoso.
La complejidad y los riesgos asociados a este tratamiento consistente en el trasplante de células madre impiden su generalización, sobre todo porque los antirretrovirales permiten en general vivir una vida normal con el VIH.
A partir de su caso, solo se anunció otra cura, en marzo de 2019, gracias al mismo método. Se trató del conocido como «paciente de Londres», que también acabó revelando su identidad, Adam Castillejo.
«Tenemos una deuda de gratitud con Timothy y su médico, Gero Hutter, por abrir a los científicos la perspectiva de que es posible una cura para el VIH», señaló la profesora Adeeba Kamarulzaman, presidenta de la Sociedad Internacional sobre el SIDA. (Clarín)