La situación estructural de violencia no cambia en Ecuador. Una mujer es víctima de feminicidio cada 3 días. Desde el 1 de enero hasta el 3 de marzo del 2021, ya fueron asesinadas 20 mujeres, según la Asociación Latinoamericana para el Desarrollo Alternativo.
Guayas, Manabí, Azuay, Chimborazo, Los Ríos y Sucumbíos son las provincias en las cuales se registraron dos o más mujeres asesinadas.
En la mayoría de casos (45%), las mujeres tenían entre 25 y 39 años de edad. El 70% de ellas eran madres, que dejaron al menos 11 menores en orfandad.
En el 40% de los casos, las mujeres habían reportado antecedentes de violencia a instituciones competentes e incluso, 2 de ellas contaban con boletas de auxilio. El sistema de protección sigue fallando para las mujeres y la impunidad sigue siendo la normalidad en nuestro país.
Víctimas en su propio entorno familiar
En el 92% de los casos, los feminicidas formaban parte del círculo cercano de las mujeres asesinadas. En el 85% de los casos, fueron sus esposos, convivientes o ex parejas; en el 7,7%, fueron sus padres o padrastros quienes les quitaron la vida; y, en otro 7.7% de casos, fueron sus amigos o conocidos. Por ese vínculo sentimental/afectivo de confianza, los asesinos aprovechan la vulnerabilidad de las víctimas para perpetrar el delito con facilidad. Además, en el 36% de los asesinatos se usaron armas de fuego; y, en otro 29%, los feminicidas utilizaron armas blancas para acabar con la vida de las mujeres.
Con estos datos, se confirma y se mantiene la tendencia de que un Ecuador ocurre un feminicidio cada 72 horas desde hace 7 años, pues si se suma los casos desde el 1 de enero del 2014 hasta el 3 de marzo de 2021, se registran un total de 860 feminicidios.
Familias atravesadas por la violencia
Desde del 2014, más de 1.000 niños, niñas y adolescentes quedaron en situación de orfandad porque sus madres fueron víctimas de feminicidio. Se trata de niños, niñas o adolescentes que, en muchos casos, presenciaron los delitos o que incluso resultaron heridos. Ellos y ellas requieren protección y reparación integral urgente.
Las medidas de reparación para los familiares de las vícitmas y, sobre todo para sus hijos e hijas, deberían incluir alternativas concretas como bonos económicos, becas escolares, atención psicosocial permanente de fácil acceso y gratuita, bonos de vivienda, asesoría legal para enfretar todo el proceso judicial, entre otras. Es decir, medidas que les permitan reconstruir proyectos de vida frente a la violencia femicida vivida. (I)