No tiene fuerza en su lado izquierdo. Pierde estabilidad con frecuencia y necesita de ayuda permanente, refiere. Son las secuelas de la extirpación completa de su mama izquierda y de siete ganglios linfáticos axilares (mastectomía radical modificada), por un cáncer de seno que con un diagnóstico oportuno pudo evitarse, afirma.
Es Ligia Caicedo Antepara, ahora de 63 años, quien espera que prospere la demanda que entabló en contra del Estado ecuatoriano por la supuesta actuación negligente de médicos del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS), incluyendo al hospital Teodoro Maldonado Carbo y a la Dirección General del IESS.
Su caso, cuenta, comenzó en el 2009 cuando sentía una especie de bulto en el seno izquierdo y la doctora que la veía se habría negado a palparla por tres ocasiones diferentes.
“Que no tenía nada (…), que no iba a desperdiciar tiempo y recursos en atenderme porque estaba bien. Incluso me derivó donde un psicólogo”, expone.
Otro diagnóstico errado, asegura, fueron los exámenes que le practicó un doctor en el dispensario del IESS de la cdla. Martha de Roldós, él habría concluido que todo que estaba bien, cuando no era así, dice.
Angustiada por el bulto en su seno fue donde un médico particular, quien al palparla le dijo que podría ser una tumoración. Le mandó exámenes, los cuales indicaron que tenía carcinoma ductal (tipo de cáncer de seno). Debía operarse con urgencia.
Como no tenía dinero regresó al IESS con ese diagnóstico. En el Teodoro Maldonado le asignaron una oncóloga, quien la recondujo con un cirujano. Este último le habría indicado que primero debía hacerse una biopsia y que sacara cita en el call center. Llamó una semana y al final le dieron cita para después de tres meses, asegura.
Se hizo la biopsia por su cuenta en Solca y regresó con esos resultados al IESS, para el tratamiento. Según ella, no obtuvo a tiempo la cita para la cirugía. Pasaron más de cuatro meses en este último proceso hasta que se hizo operar por su cuenta. Fue una mastectomía radical modificada, porque la enfermedad había avanzado. Tras recuperarse volvió al Teodoro Maldonado para continuar con la quimioterapia.
De allí tuvo otros problemas, como la prescripción errada de pastillas que a los seis meses se las hizo cambiar otra doctora, ya que presuntamente no eran las indicadas para su mal. (I) El Universo