Era un secreto a voces. Big Money comenzaba a expandirse y esto llegó a odios de Isabel Muñoz, una madre y comerciante del cantón Valencia, provincia de Los Ríos, que su único deseo era ayudar a su familia, en especial a sus hijos.
Se enteró que Big Money era rentable a través de las redes sociales y varios amigos de conocidos. El 90% de interés semanal que no se conseguía en ningún otro lugar, era mejor que la banca.
Muñoz contó que se “impulsaron solitos (toda su familia), por la niña”. Su hija tenía el sueño de estudiar en la universidad en otro país y esa inversión le garantizaba cumplirle el sueño. No especificó cuanto le entregó a Big Money, pero aseguró que “se siente acabada y destruida moralmente”.
“Cuando fuimos a invertir, fuimos al (Complejo) Manila, íbamos a esperar 8 días para ganar algo, pero vino la Fiscalía y se acabó todo. El día miércoles nos tocaba cobrar, pero el martes en la noche fue el problema”, detalló.
Desde ese entonces sintió desesperación. Con la esperanza de conseguir sus dineros, decidió viajar a Quevedo desde Valencia para saber lo que ocurría. Ella y su esposo amanecen en la casa de Miguel Ángel Nazareno, hasta las 3, 4 de la mañana, soportando sol y cansancio, pero nada.
“Le ruego a Miguel Nazareno que nos ayude, que tenga un poquito de necesidad que hay personas que están peores situaciones”, contó. (I)
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