Buena Fe, tierra agrícola y comercial. Su gente, su historia, la proyectan como uno de los cantones más importante del país. Sus calles regeneradas sorprenden a cualquier viajero y la amabilidad de su gente es un plus poderoso que los invita a quedarse.
Caminar por las calles de Buena Fe es percibir un olor a pan dulce. Gente paisana ha sido cobijada por esta tierra, engrandeciendo negocios como panaderías, pastelerías y más deliciosos dulces.
En los últimos años, esta hermosa tierra ha mirado hacia el futuro, se ha erguido como águila y ha despertado los más profundos anhelos de sus habitantes, convirtiéndose así, en un cantón que genera producción, comercio y da trabajo.
Caminar por las calles de Buena Fe, es ver en cada esquina un maniquí que se enseñorea con ropa a la moda, minifaldas de colores y sus vestidos apretados. Allí las tiendas de ropa son muy surtidas y de calidad, y se mezclan con la venta de calzados hasta pequeños puestos de comida.
Todavía se puede ver algunos tricicleros que recorren sobre las calles señalizadas vendiendo los refrescantes jugos de naranja, coco, maracuyá y todo lo que de esta tierra se cosecha.
Al caer la tarde, el parque automotor se apodera de las calles con destino a casa. Motos, vehículos pequeños, grandes y de alta gama calientan las calles. A la par, en los alrededores, jóvenes y niños se deleitan con las crocantes rosquitas; y los comerciantes aprovechando el último rayito del sol para hacer la última venta.
En la noche el panorama cambia. Algunos asados se confunden en medio del humo que emana de los hornos atestados de pollos a la brasa; personas de otros lares, como el hermano cantón Quevedo, llegan a disfrutar de la gastronomía que dinamiza la economía.
Negocios nocturnos y calles señalizadas se inflaman de colores. Buena Fe en la noche es una fiesta, tranquila y con seguridad incluida, donde la costumbre es sentarse en una banqueta para recordar las añoranzas.
Altamente agrícola
Debido a su alta producción agrícola, Buena fe es considerado una potencia económica y agrícola.
En sus zonas periféricas se puede observar extensas plantaciones de cacao, haciendas piñeras y otros frutos que se cosechan en la madre tierra.
El cantón también es considerado ‘la columna vertebral’ de la vialidad. En ella circula la transportación interprovincial y nacional, llevando mercadería para abastecer los mercados del país, contribuyendo al desarrollo económico de los pueblos. (Erika Hernández Lozano)