El pasado jueves 7 de diciembre del 2017, una joven de Argentina no se imaginó vivir aquel día una ‘pesadilla’. La turista se encontraba en el pueblo de Vilcabamba, en la provincia de Loja, cuando, según relata, al subir sola al cerro Mandango, llegó al mirador y se encontró con dos “jóvenes quienes la atacaron por la espalda”.
La joven que responde a los nombre de Andrea Carenzo Franke, cumplió el pasado 26 de diciembre 31 años de edad, y fue aquel día que hizo pública su historia a través de su cuenta oficial de Facebook, que ha sido replicada por los usuarios de la red más de 11 mil veces y ha generado indignación.
Andie menciona en su relato que pensó “que no iba a vivir para contarlo”. Este portal intentó contactarse con la joven pero hasta al momento no hemos tenido respuesta.
Aquel jueves, señala Andrea, los delincuentes en su intento por sustraerse sus pertenencias la “tiraron por el barranco”. “Pegué con la cabeza de lleno contra el piso y mi cuello se dobló de una manera que pensé que no podría sobrevivir (…) Cuando dejé de caer, me levanté y empecé a correr, a tocar el silbato que tenía en mi mochila y a pedir ayuda. Mientras corría (recuerden que esto era un barranco muy empinado) me caí, y empecé a rodar y patinar”.
“Los delincuentes me alcanzaron en menos de 5 segundos, me agarraron, me aplastaron violentamente contra el piso, uno de ellos me apuñaló 8 veces, gracias a Dios esa cuchilla no tenía filo y no me dejó más que marcas”, agrega la turista.
Lo que ha generado mayor indignación entre los usuarios de la red social es el accionar de las autoridades frente a lo sucedido. Andrea relata que “una empleada del Ministerio de Turismo del Ecuador” (no precisa nombre) le ofreció ayuda para recuperar su pasaporte, cosa que, según la joven “no le habían robado”, pero además, según le habría dicho “que esto no llegara a los medios”.
La joven además menciona que entregó a la fiscalía los datos de los presuntos delincuentes. “El Fiscal en persona me prometió que mi caso se trataría con urgencia y que ni bien salieran la orden de captura y la de allanamiento se actuaría sobre ellas”. Desde el jueves 14 de diciembre “el Fiscal de mi caso no me responde los mensajes, le pedí ayuda al Consulado Argentino en Guayaquil y no hicieron nada por mí”.
El relato dice lo siguiente:
El jueves 07/12/2017, en el pueblo de Vilcabamba, provincia de Loja, al sur de Ecuador, subí sola al cerro Mandango. Al llegar al mirador, me encontré con dos jóvenes, quienes me atacaron por la espalda. Uno de ellos, me puso una cuchilla en el cuello y me tapó la nariz y la boca al grito de “Dame la mochila porque te mato hija de put#!!!”.
El segundo acompañaba amenazándome con otra cuchilla.
Forcejeando con el que me sometía y amordazaba, porque no podía respirar y tratando de zafarme para poder hacerlo, caí al piso, quedando al borde del barranco.
En ese momento se me lanzaron nuevamente encima, comenzando a amordazarme nuevamente e impidiéndome respirar y moverme. Uno de ellos me gritaba “Te querés morir hija de put#?! Te voy a tirar por el barranco! Te querés caer?!”.
No podía moverme para darles la mochila ni hacer nada, porque me sometían, y fue ahí que cumplieron con sus amenazas y me tiraron por el barranco.
Pegué con la cabeza de lleno contra el piso y mi cuello se dobló de una manera que pensé que no podría sobrevivir, soportando todo el peso de mi cuerpo y la mochila, que pasaron por encima de mi cabeza. Pero sí, lo hice, y pensé “esto es una pesadilla”.
Cuando dejé de caer, me levanté y empecé a correr, a tocar el silbato que tenía en mi mochila y a pedir ayuda. Mientras corría (recuerden que esto era un barranco muy empinado) me caí, y empecé a rodar y patinar.
Los delincuentes me alcanzaron en menos de 5 segundos, me agarraron, me aplastaron violentamente contra el piso, uno de ellos me apuñaló 8 veces, gracias a Dios esa cuchilla no tenía filo y no me dejó más que marcas, sino, seguramente hoy no estaría celebrando mi cumpleaños.
Me sometieron presionando mi pecho, mi pierna derecha, mis brazos y mi cabeza contra el suelo, nuevamente amordazándome, impidiéndome respirar o hablar, y pegándome más de 6 piñas en la cara (en la 6ta paré de contar y empecé a pedir a Dios que si me iban a violar, me mataran).
Uno de ellos me soltó el brazo para sacarle el cuchillo de la mano al que me pegaba, y en ese momento de “distracción” pude apretarle los testículos a uno, con todas las fuerzas que encontré, pero ni se enteró… estarían muy drogados o yo ya no tenía más fuerza. Pero el otro también se “distrajo” por un instante, y le mordí la mano bien fuerte, logrando que me suelte, y así poder respirar y hablar.
Les grité “La tengo atada la mochila!!! Está atada hijos de put#!!!”, fue lo que en el momento se me ocurrió para ver si de ese modo entendía que sino me soltaban no tenía manera de entregarles lo que pedían… Entiendan que me tenían boca arriba aplastada contra el suelo, colgando de un barranco y acostada sobre la mochila.
Con mi grito miraron lo que había que hacer. Lograron soltar las correas que ajustaban la mochila a mi pecho y cintura y huyeron con el botín en menos de un segundo, ignorando mi pedido de piedad que aunque sea me dejaran el agua.
Estuve aproximadamente media hora tratando de salir del barranco, porque cada paso que daba eran dos que retrocedía. Miles de cosas cruzaban por mi mente, pero no me permití sentir dolor ni cansancio, y logré salir. Volví al sendero y a los pocos minutos de estar bajando me encontré con una pareja que llamó a mi novio y a la policía.
La policía llegó cuando estaba a 10 o 20 minutos de llegar al inicio del camino y me llevaron de urgencia al hospital.
Gracias a Dios no me violaron y no me rompieron ningún hueso, pero el resultado fue un ojo con derrame y una severa inflamación, los dos tobillos esguinzados, una fuerte lesión en la pierna derecha y otra en el brazo derecho, dos cortes y dos puntazos propinados por los cuchillos, en ambos brazos, el tratamiento: muchos antiinflamatorios, gotas para los ojos y hielo.
El mismo día se contactó conmigo una empleada del Ministerio de Turismo del Ecuador, ofreciendo ayuda para recuperar mi pasaporte, cosa que no me habían robado, y pidiéndome que esto no llegara a los medios. Además me recomendó hacer la denuncia por la web de la Fiscalia General del Estado, cosa que hice ese mismo jueves por la noche.
El sábado por la mañana me tocó ir a denunciar nuevamente, de manera presencial, a la Fiscalía General del Estado en Loja, el hecho de que la policía local de Vilcabamba y la empleada del Ministerio de Turismo me hayan informado mal, demoró todo mi caso, pero no bajamos los brazos.
Con la enorme contención que me brindó mi novio y el apoyo de algunos locales, logramos dar con el nombre de uno de los atacantes y empezar a buscar la mayor información posible sobre él. El mismo sábado entregamos el perfil de Facebook y las fotos recopiladas a la justicia.
La policía judicial empezó a trabajar el domingo por la mañana en el pueblo.
El martes tuve que ir a presentar declaraciones ante el Fiscal del caso, y ya teníamos aún más información para adjuntar. El Fiscal en persona me prometió que mi caso se trataría con urgencia y que ni bien salieran la orden de captura y la de allanamiento se actuaría sobre ellas.
Le creí, y le pedí además que se cambiara la carátula de “Robo” a “Intento de homicidio”.
Desde el jueves 14 el Fiscal de mi caso no me responde los mensajes, le pedí ayuda al Consulado Argentino en Guayaquil y no hicieron nada por mí, ni presionaron a la justicia ecuatoriana para que actúe, o al menos así parece, ya que sigo esperando respuestas. La respuesta del Consulado ante mi pedido de ayuda fue que “tengo que tener paciencia”.
Para mí tener paciencia significa esperar a que los delincuentes vendan todo lo que me robaron, así cuando allanan no encuentran nada y pueden seguir libres.
Les pido que me ayuden a difundir, para evitar que hechos como estos sigan sucediendo, tratemos, a través de la difusión, que esto no le pase a nadie más en un futuro. Por lo que escuchamos mientras estuvimos en el pueblo, los ataques no son poco comunes en Vilcabamba, cada vez son más frecuentes y aumentan en violencia.
Promoviendo esta historia, ayudamos a que se tomen medidas preventivas para que esto no le pase a nadie más.
Quiero pedirles, además, que a través de la difusión mundial que pueda llegar a tener mi historia, se presione a la justicia nacional ecuatoriana para que responda ante hechos violentos o de inseguridad, como debe responder
¿O acaso será que están esperando que muera alguien en un ataque para tomar cartas en el asunto?
FUENTE: La República.