Álex Quiñónez nació en Esmeraldas el 11 de agosto de 1989 y tuvo una vida agitada en el deporte y en su vida por darle mejores días a su familia.
Fue un gran velocista olímpico ecuatoriano que compitió en los 100 y 200 metros planos. Logró llegar a la final de los 200 metros en los Juegos Olímpicos Londres 2012.
En 2012, Quiñónez ganó en las pruebas de 100 y 200 metros planos en el Campeonato Iberoamericano de Atletismo llevado a cabo en Venezuela, además con su registro nacional de 20.34 s logró clasificar a los Juegos Olímpicos Londres 2012.
Se superó a sí mismo
En Londres con un tiempo de 20.28 s (nuevo récord nacional) logró llegar a la final de los 200 m planos convirtiéndose en un nuevo talento para el deporte ecuatoriano.
En 2019 en la liga diamante de Laussana Suiza, terminó en segundo lugar detrás de Noah Lyles quién corrió los 200 m en 19.50 s mientras que Álex hizo récord nacional con 19.87 s.
El 9 de agosto de 2019, ganó los 200 metros en los Juegos Panamericanos de Lima con un tiempo de 20.27 s por delante de Jereem Richards y Yancarlos Martínez. En ese mismo año ganó la medalla de bronce en el Campeonato del Mundo de 2019 en la prueba de 200 metros.
Calificó para representar a Ecuador en los Juegos Olímpicos de Verano de 2020 en los 200 metros en Tokio, pero fue suspendido provisionalmente por «fallas en el paradero» menos de un mes antes de que comenzaran los juegos.
Renació de las cenizas
Hace tres años, Álex Quiñónez estaba cansado del atletismo, había tenido muchos problemas con técnicos por indisciplina y se puso a trabajar con su tío arreglando motos. Pero le insistieron para que volviera a competir y pasado 1 de octubre del 2019 logró una histórica medalla de bronce en el Mundial de Doha.
Nadie hubiera dicho lo pudiera conseguir en ese momento en el que tocó fondo.
Había vendido además su coche Hyundai Tucson, únicamente para poder pagar las atenciones médicas de su hija Alexia, que tuvo complicaciones tras una infección.
La pequeña, nacida en 2014, era el eje de la vida de Álex, igual que su esposa Jennifer, que en los momentos económicamente más duros trabajó en un salón de belleza.
El atletismo había pasado a un segundo plano.
La Federación Ecuatoriana de Atletismo esperaba mucho de Álex Quiñónez desde su séptimo puesto en la final de los Juegos Olímpicos de Londres-2012, pero las cosas habían cambiado mucho desde entonces y el joven de Esmeraldas acumulaba faltas disciplinarias, dejaba de acudir a entrenamientos y había perdido el interés.
Sin embargo, los designios le tenían planificado partir de este mundo a los 32 años. Estaría en el lugar y hora equivocada, el pleno estado de excepción y con presencia de militares y policías en las calles, cayó abatido a tiros, al ser confundido con el cantante de música urbana Arcalla, quien también fue abatido minutos después por los mismos sicarios, al notar su error.