El ministro de Defensa, Luis Hernández, informó que el Estado no tiene aún el control de los pabellones de la Penitenciaría del Litoral y espera que “en pocos días ojalá ya tengan el control como Estado”.
Con mil efectivos, Policía y las Fuerzas Armadas (FF. AA.) controlan el borde aledaño, están en el exterior, aislando a los reos de la provisión de armas, municiones, drogas y explosivos.
Hernández dijo que con la inteligencia adecuada se va a trabajar por pabellón para realizar una búsqueda de lo que existe en los doce pabellones ocupados por cerca de 12.000 presos.
El ministro dijo que no van a dialogar con los líderes de las bandas para ingresar, sino que harán el uso progresivo de la fuerza para lograr el control total para acceder y realizar las requisas respectivas.
“Hay el uso de fuerza, si la gente que está adentro armada hace una acción ofensiva contra la Policía obviamente va a actuar en defensa propia si es recibida con armas de fuego. Los militares serán los que hagan el cerco para que puedan entrar los policías y también el apoyo se da con vehículos blindados para que puedan protegerse en caso de que haya francotiradores, porque la Policía ha ocupado las partes altas”, dijo el ministro, en entrevista con el canal RTU.
No hay oficio
El ministro no negó la existencia de un oficio enviado a las FF. AA., según el cual la Policía Nacional alerta sobre la posibilidad de más revueltas en las cárceles del país, ordenadas por alias Fito y alias JR.
“Estas informaciones llegan, se analizan, son fuentes calificadas, pero no necesariamente van a producirse, en este momento las FF. AA. y la Policía están posesionadas en todo el país y esas amenazas son una especie inclusive de guerra psicológica tratando de amenazar al Estado, pero el Estado está dispuesto a accionar. Eso (el traslado de los líderes de las bandas) va a hacerse, el Estado no puede estar sometido a un chantaje”, dijo Hernández.
El ministro ratificó que el origen de esta escalada de violencia en las cárceles son el narcotráfico y el crimen organizado, con luchas de bandas en las cárceles y también en las calles con el microtráfico.