QUEVEDO. Con un recorrido por la cancha principal del estadio Siete de Octubre fue despedida Norita Bone “Hincha número uno” del Deportivo Quevedo, quien falleció el viernes 26 de noviembre.
En moto, a pie, solos o acompañados, decenas de hinchas esperaron por largo tiempo el féretro de Norita, que arribó escoltada por las mejores y más reconocidas barras que tiene el equipo fluminense.
“No, no se va. Nora no se va” fue uno de los cánticos que entonó a su llegada la caravana que la escoltaba.
Los sentimientos eran encontrados, unos lloraban, otros saltaban, se entonaron las conocidas frases, otros con vuvuzelas, pancartas. Todo era válido, con tal de rendirle el mejor de los tributos. “Ella se lo merece, esto y mucho más”, comentó sollozando otro aficionado.
La lamentable noticia inundó los corazones de quienes forman el Deportivo Quevedo. En horas de la mañana de este viernes 26 de noviembre se conoció que Norita Bone, vicepresidenta del equipo quevedeño había fallecido.
Según su hijo Jhonatan Castillo, hace unos años ella pasó por cirugía, ya que tenía problemas de vesícula «se la extirparon». Luego de 10 años volvió a tener problemas de salud «le había quedado una especie de residuo», los gastos eran muchos que hasta tuvieron que hacer maratones para recolectar fondos y volverla a operar.
Creían que ya había superado la mala etapa de salud, años después de la intervención quirúrgica «se vuelve a repetir la historia, ya no en la vesícula, sino en el conducto biliar, tenía cálculos».
Lamentablemente no pudieron extraerlo, le mandaron a realizar otros exámenes. «Estuvo bien dos días. Luego se puso mal con cólicos, empezó nuevamente atención médica. El martes nos hizo pegar un susto, perdió el conocimiento, no reconocía ni a mi hermana».
Tenían la fe de que iba a mejorar, pero esto no fue así. Presentó un cuadro de colangitis por la deshidratación e insuficiencia renal «empezaron a fallarle los órganos. Fue algo rápido, la intubaron, la iban a pasar a UCI».
Antes de llevarla a la Unidad de cuidados intensivos, tenían que realizarle una tomografía. Mientras estaba en ese proceso sufrió un infarto fulminante, su vida se apagó. «Agradezco a todo el personal médico que hicieron todo lo posible para poder salvarle la vida. La trataron de reanimar por casi media hora, pero no se logró», dijo su hijo.
Siempre demostró el amor por su equipo favorito, compraba entradas, camisetas, cuando su equipo perdía, ella lloraba. Al pasar el tiempo su afición crecía y llegó a conformar la barra femenina del equipo.
Sus acciones y ganas de trabajar la convirtieron en la segunda vicepresidenta del Rojiazul. «El Quevedo era su alegría y su tristeza. Ella daba todo por su Quevedo, ella estuvo casada con su equipo. Su afán era ver al deportivo en la Serie A» expresar su hijo.
Norita era una mujer muy conocida en la ciudad por su buen corazón, buenas acciones y ganas de ayudar a quienes lo necesitaban. Trabajó por varios años en el mercado vendiendo leche y gracias a eso logró sacar adelante a sus cinco hijos.(I)