BABAHOYO. Jordy Manzo se gana la vida en las calle 27 de Mayo entre General Barona y Malecón. Él se dedica a cuidar autos en ese espacio y colabora con el tránsito vehicular. Es común ver este tipo de hombres en varios tramos de Babahoyo.
Lucen con chaleco reflectivo, con un pito y una banderola en su mano regulan el tráfico y ayudan a guiar a los choferes que quieren parquearse y salir del estacionamiento.
Manzo cuenta que esta actividad le ha permitido subsistir durante 5 años, desde que llegó a este sitio. Él habita en Puertas Negras y desde allá sale todas las mañanas hasta las 17 horas, momento en el lugar empieza a desolarse.
Actualmente tiene 66 años, narra que las personas colaboran con diversas cantidades de dinero. «Lo más alto que aquí yo recibo es 0,50 centavos de dólar. Si me recojo en el día hasta 15 dólares que sirven para parar la olla en la casa», comenta Manzo.
Otro caso
Al igual que él, Pedro Rizzo, tiene su espacio en las calles de Babahoyo. Él permanece en el malecón entre Martin Icaza y Rocafuerte. Ellos trabajan en el día, asimismo en Babahoyo existen los guardias privados por cuadras que brindan seguridad a los vehículos que duermen en la vía.
Daniel Alvarado es un chofer de la ciudad de Babahoyo. Él ve con buenos ojos esta actividad que mantiene ocupados a estas personas para llevar los alimentos a sus hogares. «No estoy de acuerdo con quienes cuidan las motos y en ciertas ocasiones hasta se cogen lo ajeno, pero los cuidadores de carro son más respetuosos», indicó el ciudadano.
Varios de ellos buscaron esta forma de trabajo al no contar con una hoja de vida y una preparación para postularse a otro tipo de empleo. Ha sido una forma de reinventarse ante la dificultad de la pandemia.