En el último día del mes de enero, Carlos, un trabajador de una empresa privada, pidió el rol de pagos al departamento de Recursos Humanos.
Llegó a su casa y se sentó junto a su esposa, que es contadora, e hicieron los cálculos. A través de ese ejercicio la retención del impuesto a la renta saldría en menos de $1.000 al año, mientras que su total de ingresos anuales brutos no superaría la base para el cálculo de la rebaja ($24.090,30).
Es decir que a este trabajador le rebajarían el 20 % sobre el tope de gastos personales proyectados ($5.037,55), lo que corresponde a $1.007,51, siempre y cuando justifique esos gastos con comprobantes que vaya generando en este periodo fiscal.
Cálculo
El límite de gastos personales que servirán para calcular la reducción del impuesto a la renta es de $5.037,55 en el 2022. Este valor corresponde a siete canastas familiares básicas (cada una por $719,65), según lo establecido en la Ley para el Desarrollo Económico y Sostenibilidad Fiscal tras la Pandemia de COVID-19.
Entonces, si el ingreso anual bruto de un contribuyente no supera la base de $24.090,30 este 2022, puede aplicar al 20 % de rebaja y si la sobrepasa es del 10 %, esto es, $503,76.
Este trabajador gana menos de $2.000 y es la segunda vez que realiza la proyección de gastos personales. Colocó menos de $4.000, y le parece justo que salga en cero en la retención del IR, de acuerdo con sus cálculos.
“Es bueno porque no me parece justo pagar muchos impuestos a pesar de toda la situación, al final si no se gana mucho también es complicado estar pagando muchos impuestos”, comentó.
Pero no es el único en esa posición. Virginia C., una trabajadora también de una empresa privada, realizó sus cálculos apoyada del personal de Recursos Humanos.
Y según las proyecciones tendría una rebaja del 20 % sobre sus gastos personales, al no sobrepasar sus ingresos brutos la base de $24.090,30. En años anteriores, ella tenía una retención anual por IR de cerca de $150 tras aplicar la deducción de gastos personales.
Ahora con este nuevo esquema le resultaría un IR de $650 al año, si no se acogiera a la reducción que la nueva ley permite. Pero al aplicar la rebaja su impuesto a la renta quedaría en cero.