BABAHOYO. Cada 8 de marzo se conmemora el Día Internacional de La Mujer, por eso durante un recorrido en las principales calles de Babahoyo, encontramos a María Tonato, una mujer trabajadora, quien con sol y lluvia sale con los cevichochos a ganarse el pan del día.
Ella recorre Babahoyo todos los días, empujando su «carrito» donde lleva: chochos, tostados, chifles, salsa, limón y sal para vender los conocidos «cevichochos».
Dicha labor la realiza desde hace 17 años, cuando llegó de Salcedo- Cotopaxi e instaló su negocio.
Su niñez la vivió en Babahoyo, en su adolescencia regresó a su natal Salcedo, cuando se casó decidió emprender su negocio junto a su pareja y volver al lugar donde creció para ahora trabajar juntos y procrear cuatro hijos.
Según los recorridos que ella hace, los puntos más comerciales son: el Parque Central y el Mercado Municipal de Babahoyo.
Asegura que tiene que vender más de 50 porciones de «cevichochos» de entre 0,50 centavos y 1 dólar para obtener su ganancia.
Durante la pandemia, no salió a vender por temor a contagiarse, hasta que los ahorros se fueron agotando, luego se vio obligada a comenzar a vender de nuevo; aunque las ventas se redujeron considerablemente, debía continuar.
Agradece a Dios, que ella y su esposo siguen trabajando y no han sido contagiados del Covid-19, pese a que los números de contagios han ido incrementándose.
Aprendió oficio de su padre
Por otra parte, Ericka Alvear, se dedica a la venta de fritada. Su lugar para expender su producto es el Hospital Martín Icaza, comenta que heredó el trabajo de su padre, hace más de 20 años. Entre siete hermanos es la única que realiza el trabajo que aprendió de su padre.
«Gracias a mi trabajo he sacado adelante a mis hijos, aquí me conocen bastante las personas y me hacen el gasto. Yo ofrezco fritada y chicharrón», dijo.
Los Churros de Sara
Mientras tanto, por las tardes en Babahoyo, encontramos a Sara Serrufo, ella vende churros en el malecón. Comenta que la labor la adquirió hace años, cuando los churros valían 0.10 centavos, actualmente han subido de precio, sin embargo, sus clientes la apoyan y compran el producto.
«Aquí las personas piden los churros de mortadela y queso, la gente lleva cuatro por 0,50 centavos y un dólar los ocho churros», dijo.
Así como ellas existen muchas mujeres que día a día, se esfuerzan y recorren la ciudad de Babahoyo promocionando sus productos. A raíz de la pandemia muchas mujeres emprendieron negocios que lo han mantenido en las redes sociales.