“La vejez es la corona de una vida honrada, y se la halla en el camino de la justicia” (Proverbios 16:31).
Madrid (España) es una ciudad apasionante. Sus calles, parques y edificios están llenos de historia. Yo no sé qué es lo que me gusta más de esta metrópoli, si sus museos, su gastronomía, sus librerías o la buena convivencia social. Pero hay algo que no había visto en ninguna otra parte del mundo: el amor de los ancianos madrileños. Al atardecer, salen de paseo tomados de la mano y recorren pausadamente las calles de la capital española. Y ahí los ves, con el peso de los años, el cansancio, el recuerdo; una generación extraordinaria que vivió una época muy difícil en la historia de España, que lo soportó todo, pero que logró llegar a la vejez al lado de su pareja.
En su época, los que hoy son ancianos de Madrid no tuvieron las ventajas que gozan los jóvenes en este tiempo. Seguramente, los grandes desafíos por los que atravesaba su tierra los obligaron a unir fuerzas y luchar juntos. La vida no resultó fácil, pero lograron construir el andamiaje de una gran nación. Hoy gozan de una enorme dignidad y respeto de parte de la sociedad española.
Muchas veces he escuchado que el amor se acaba, que no es necesario estar “atado” a una persona toda la vida. Sin embargo, en cuestiones amorosas, mucha gente se comporta como un niño caprichoso que se obsesiona temporalmente con un juguete, pero en cuanto se cansa de él, lo cambia por otro que lo entretiene más. Y así pasa su vida, en medio de un malabarismo sentimental en el que va acumulando heridas emocionales.
Amar genuinamente a una persona es la mayor conquista de una vida. No se logra en una noche de pasión ni es fruto de un arrebato sentimental. Más bien, es el resultado de haber compartido una vida juntos, disfrutando de los espacios de felicidad que Dios te da, como los hijos, los paseos, los momentos de intimidad, la convivencia familiar; pero también luchando ante las situaciones desafiantes, como las crisis económicas, los desacuerdos personales, los conflictos cuando los niños crecen, las enfermedades inesperadas, las tragedias familiares.
Las parejas de ancianos tienen mucho que enseñarnos. Por eso es bueno acercarse a ellos para aprender sobre la vida y el amor. Es muy probable que su testimonio sea muy diferente de lo que lees en Internet o lo que dicen tus amigos. Pero de acuerdo con la Biblia, es sumamente valioso.
¡No lo olvides!
El amor
DEVOCIÓN MATUTINA PARA JÓVENES 2018
¡RENUÉVATE!
Alejandro Medina Villarreal
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