QUEVEDO. Jesús Amable Oña Ortega, tiene tres hijos: Leo, Kerly y Evelin; aunque ya todos están grandes y con sus familias formadas, siguen siendo para él sus niños.
Jesús lleva trabajando en los exteriores de la iglesia San José de Quevedo 30 años. Todo ese tiempo le sirvió para educar a sus hijos y mantener a su familia.
Antes vendía velas, pero la pandemia lo obligó a buscar otros ingresos y aprendió a elaborar pulseras. Ahora ese es su sustento.
Desde hace varios años lleva separado de su esposa, pero el cariño y aprecio sigue intacto pues fue la mujer que le ayudó a formar su hogar y tener una familia.
Hoy, con siete nietos se siente muy afortunado pues considera que son las flores de su jardín.
Desde su punto de vista, en la situación actual que vive el país, rodeado de una violencia, considera que hay que darles lo mejor a los nietos, igual que a los hijos.
Se considera un abuelo amoroso de aquellos que les da golosinas a sus nietos con tal de verlos felices y agrega que “para eso estamos los abuelos”.
En su familia no existe la palabra abuelo, pues sus nietos le dicen amorosamente “Papito Su”, porque su nombre es Jesús, lo cual lo llena de orgullo.
En este día del padre su mejor regalo es su familia. (I)