Enrique Rojas, el reconocido psiquiatra español, se refiere a la importancia de la amistad y sugiere un interesante decálogo para aprender a disfrutar de los amigos [No te rindas, Madrid: Planeta, 2011, pp. 101,102):
Los amigos son la familia no biológica que hemos elegido. Por eso, nos vemos reflejados en ellos y compartimos a su lado los valores de la confianza, el compromiso y la complicidad. Los amigos representan una de las influencias más significativas en la toma de nuestras decisiones.
Un amigo íntimo es un tesoro que hay que conservar. No es fácil conseguir esta clase de amistades. De ahí que haya que aprender a cuidar estas relaciones.
Para hacer amigos hay que interesarse sinceramente por ios demás. Eso conlleva un deseo genuino de ser una buena influencia para aquellos que se relacionan con nosotros. Es más fácil criticar y destruir que comprender y apoyar a otra persona.
Hay que aprender técnicas asertivas. Es muy importante aprender a comunicarnos de forma clara para que nuestros amigos entiendan exactamente lo que queremos decir. Lo cierto es que rara vez nos damos cuenta de que no sabemos expresarnos con claridad.
El mejor amigo es quien se pone en el lugar del otro. La empatia es un instrumento esencial para entender a los demás y gestionar nuestras propias emociones. Esto fue lo que Jesús dijo: “Nadie tiene mayor amor que este, que es el poner su vida por sus amigos” (Juan 15:13).
Es necesario aprender a escuchar. Esto significa ir más allá de los prejuicios y las expectativas. Conlleva un verdadero interés en el otro.
Saber perdonar y olvidar es parte de la felicidad. Las diferencias de opinión, los distanciamientos y los malentendidos son inevitables entre los amigos. Albergar odios y rencores en el corazón nos impedirá cultivar grandes amistades.
Es fundamental diferenciar entre una amistad sana y otra que no lo es. Las amistades tóxicas pretenden capturar tu atención a toda costa, dejándote sin energía y contagiándote de pesimismo. En realidad, solo te utilizan como un objeto de usar y tirar.
Debemos aprender a entregarnos. Una genuina amistad exige renunciar a las prioridades personales para ponerlas al servicio de quien más lo necesita, sin que ello signifique dejar de ser uno mismo.
La familia y los amigos son nuestros paracaídas. Son vínculos y relaciones que reclaman una gran dedicación. Si están bien construidos nos rescatarán de cualquier tipo de caída.
Pide hoy al Señor que te enseñe a cultivar genuinas amistades.
“El rey ama y brinda su amistad al hombre de corazón puro y labios amables” (Proverbios 22:11).
DEVOCIÓN MATUTINA PARA JÓVENES 2018
¡RENUÉVATE!
Alejandro Medina Villarreal
Lecturas devocionales para Jóvenes 2018