Quevedo.- El consuelo de su madre, Verónica Zamora, y sus dos hermanas menores es ver que ni la neurofibromatosis, falta de visión y amputación de su pierna izquierda le han quitado la sonrisa y las ganas de ser un profesional. Tampoco fueron motivo de bajar su rendimiento académico.
El miércoles pasado Charles cumplió una de sus metas más importantes: incorporarse como bachiller en Ciencias en la Unidad Educativa Quevedo.
Situación. “Mi vida es un poco dura, pero mi fuerza y ganas de superación son mayores. El 21 de noviembre del 2017 me amputaron la pierna, y aunque las muletas ya las usaba desde hace cuatro años, nada fue igual”, recordó.
Los últimos meses de clase fueron difíciles para Charles, fue complicado asistir a clases debido a los tratamientos y la operación.
“Por aquello no logré ser abanderado, aunque los reconocimientos y diplomas por mis altos puntajes si los recibí; ahora estoy esperando para postular e ingresar a la universidad”, comentó el joven de 21 años.
Su carácter luchador se forjó desde que era un niño. Tenía apenas un año y medio cuando perdió la visión de su ojo derecho por un desprendimiento de la retina. A los 13 años empezó un tratamiento contra la neurofibromatosis (trastorno genético del sistema nervioso que afecta principalmente al desarrollo y crecimiento de los tejidos de las células neurales), y debido a esto los dolores en varias partes del cuerpo son cada vez más fuertes.
Paso El examen Ser Bachiller tuvo que darlo en su casa. Pese a estar convaleciente por la amputación de su pierna izquierda, alcanzó un puntaje de 9.54.
“Los profesores siempre estaban pendientes de mi estado de salud y mi desempeño, eso me aportó para poder graduarme; ahora solo quiero estudiar Mecatrónica en la Universidad Técnica Estatal de Quevedo”, mencionó Almeida. Afirmó que luego de esa carrera quiere especializarse en Medicina Forense.
Los anhelos y logros de Charles hacen que a Verónica se le hinche el pecho de orgullo y emoción.
Debido a la falta de dinero perdieron muchas citas médicas y él dejó de estudiar tres años. Zamora asegura que todo eso cambió desde el 2015, cuando empezó a cobrar el bono Joaquín Gallegos Lara. Cada mes ella recibe 240 dólares, y esto le permite seguir todo el tratamiento de Charles.
“Muchas veces me tocó acompañarlo a clases; mi hijo se destaca en las materias de inglés y matemáticas, sus compañeros siempre le pedían ayuda en las tareas. Estamos muy orgullosas del hombre de mi casa”, enfatizó Zamora.