“Atiende, hijo mío, las correcciones de tu padre, y no menosprecies las enseñanzas de tu madre; adorno de gracia serán sobre tu cabeza, y collares alrededor de tu cuello” (Proverbios 1:8, 9).
Pocas cosas en la vida son tan desagradables para un joven como ser corregido por sus padres. A esa edad en que te sientes omnipotente, arrogante y temerario, a nadie le gusta recibir una reprimenda. Más bien, durante la juventud, el criterio que prevalece es el de los amigos. Ellos desempeñan un papel muy importante en tu vida.
En efecto, también hay padres que se exceden en la corrección y caen fácilmente en la humillación y el quebranto de sus propios hijos. Lo anterior favorece el desprecio hacia la opinión de los padres. “Ya están viejos”; “Ni siquiera saben de lo que estoy hablando”; “No les importa lo que yo hago”. Frases de este tipo ocupan la mente de muchos chicos y comienzan a levantar una muralla que los va distanciando de sus progenitores.
El versículo de esta mañana usa la palabra hebrea musar, que significa ‘castigo’, ‘disciplina’, ‘exhortación’, ‘instrucción’. Eso es algo que los padres nos dan a lo largo de sus vidas. De ellos aprendemos los hábitos alimentarios, las expresiones idiomáticas, la forma de caminar, las bases ideológicas. También utiliza la palabra torá, que quiere decir ‘dirección’, ‘ley’, ‘decisión’, ‘instrucción’, ‘regla’. ¿A quién le gustan las reglas y los límites? Es posible que, más de una vez, tus padres te hayan prohibido asistir a un lugar o salir con tus amigos durante la noche. Y en ese momento no recibiste de buena manera sus indicaciones. También es verdad que, en ciertas ocasiones, los padres no tienen la mejor manera de dar algunas indicaciones. Pero lo más probable es que sus intenciones no sean las de lastimarte.
La Biblia dice que cuando prestas atención a lo que tus padres tratan de enseñarte y respetas su autoridad, estás asumiendo una actitud que favorecerá en ti el desarrollo de un carácter íntegro. He conocido jóvenes muy inteligentes, pero también muy altaneros, arrogantes y poco respetuosos con la autoridad. ¿Sabes qué sucede con ellos? Terminan echándolos de los empleos o expulsándolos de los colegios. ¿Por qué? Porque no saben respetar a sus superiores o a sus jefes de trabajo. Seguramente, durante su niñez no aprendieron a respetar y obedecer a sus padres, más bien, los despreciaron y les exigieron someterse a sus caprichos. Y con esa actitud salieron a enfrentarse a la vida, sin saber que ahí afuera nadie iba a tolerar semejantes actitudes.
Pide hoy al Señor que te ayude a aceptar la corrección de tus padres.
DEVOCIÓN MATUTINA PARA JÓVENES 2018
¡RENUÉVATE!
Alejandro Medina Villarreal
Lecturas devocionales para Jóvenes 2018