Uno de los temas que más se ha estudiado dentro de la adopción es la adaptación de los menores a sus nuevas familias, a su nuevo entorno y a su nueva vida.
Se trata de un proceso que comienza por una etapa conflictiva, continuada de una resolución progresiva de las dificultades. El concepto de adaptación es aún más importante al hablar de niños y niñas adoptados, sobre todo cuando proceden de otros países, con unas historias y unos factores previos que pueden influir en la adaptación de éstos a sus nuevos entornos.
Factores de riesgo
Si proceden de instituciones o de orfanatos: El tiempo que conviven en ellos puede repercutir negativamente en el proceso de adaptación. La desvinculación afectiva con la familia biológica, la falta de la individualidad ya que existen dentro de ellas muchos cuidadores, la falta de habilidades sociales, heterogeneidad entre los menores con los que conviven, reforzamiento de conductas negativas y relación inestable con adultos.
La edad de adopción de los menores: La adopción en edades más tardías puede conllevar una acumulación de experiencias adversas que pueden afectar a su desarrollo. El daño emocional es más prolongado y puede influir en los vínculos que se establezcan posteriormente.
Haber sufrido maltrato: Esto puede suponer consecuencias emocionales: auto-concepto negativo, inseguridad, dificultad para expresar emociones.
Adopciones previas fracasadas: Conlleva dificultades motivacionales y emocionales a la hora de enfrentarse a una nueva familia. Muchos de estos menores pueden perder la confianza en el afecto de los adultos. El duelo por la pérdida de personas queridas puede mostrarse a través de conductas de indiferencia, oposición o ambivalencia.
En resumen, existen diferencias importantes en cuanto a la edad en la que se produjo la adopción, si fue institucionalizado anteriormente, el tiempo transcurrido en la misma, la historia previa de abandono, malos tratos o adopciones previas fracasadas.
Cada menor está lleno de experiencias que no pueden pasarse por alto. Si consideramos los factores, estos pueden ayudarnos a entender las dificultades de adaptación de los menores a su nuevo entorno, comprender su comportamiento, miedos e inseguridades. (I)