Quevedo. Con su cabello blanco, con dificultad para escuchar, pero con una lucidez envidiable, mamá Bachita desempolva inolvidables pasajes al recordar cómo eran las fiestas de San Camilo antiguamente.
En su repaso por el crecimiento de la parroquia, Bachita, siendo la gestora de la construcción de la Iglesia con el recordado Camilo Arévalo, cuyo nombre está perennizado en una calle de la parroquia, trae a la memoria bellos escenarios.
Además de eso, Bachita tiene en su haber la cosecha de más de 40 años impartiendo Catecismo a centenares de ciudadanos, hoy ya adultos y quienes cuando la ven la llenan de abrazos para hacerla sentir lo agradecidos que están por la preparación que recibieron.
Sus recuerdos
Bachita, al recordar las fiestas de San Camilo, cuenta que años atrás los comerciantes eran ubicados en las calles Juan Montalvo y Guatemala. Ahora los han cambiado a la Av. Guayaquil.
Al consultarle a Bachita si le gustaba ir a los salones, entre risas dijo que no, porque el baile nunca ha sido su fuerte.
Por qué Mamá Bachita
«Mamá Bachita me decían, porque cuando eran las fiestas yo cuidaba los encargos a los comerciantes, ellos me retribuían con blusas, faldas, entre otras cosas».
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Bachita también añora las manifestaciones que antes habían entre la gente, pues la parte religiosa era más importante que lo otro; por lo tanto, la costumbre primero era ir a misa, participar de la procesión y cumplir con todo lo que tenía que ver con lo religioso. Después de eso, entonces era el momento de la diversión.