El coronel Édgar Maroto dejó la Policía Nacional, luego de más de tres décadas de servicio. Se cansó de que la Comandancia no investigue hechos de corrupción.
Después de 31 años como policía, el coronel Édgar Maroto decidió retirarse. Lo hizo con dolor, pero también decepcionado porque la institución a la que ingresó cuando apenas tenía 17 años no investiga casos de corrupción.
Él ha sido testigo de que la institución poco ha hecho pese a las alertas de lo que ocurre en la Comandancia de Pastaza: hay corrupción en el manejo del combustible y la mecánica, dijo.
Hace nueve meses, al llegar a Pastaza encontró demasiadas novedades. «Lo comuniqué directamente al Comandante General, Fausto Salinas, pero llegó a Asuntos Internos y llegó al archivo. Tuve una calificación negativa del comandante general, pese a tener méritos y capacidad. Buscan despecharnos».
En esta semana, la Guardia Civil de España lo contactó, para que sea director de trabajo del fin de máster, con la Universidad Carlos III. Y es abogado, con maestría en Alta dirección en seguridad internacional, válida en todos los estados europeos y en Colombia, Chile, Perú, Bolivia y Brasil. Está especializado en medio ambiente, trabajó dos años en el Parque Nacional Galápagos.
Esta renuncia ocurre en medio de más denuncias de corrupción de miembros de la Policía Nacional. Incluso en el caso Metástasis, también se allanaron propiedades de un policía, se trata del general Pablo Ramírez, quien fue director del Servicio Nacional de Atención Integral a Personas Adultas Privadas de la Libertad y a Adolescentes Infractores (SNAI). Y también fue Director Antinarcóticos.