QUEVEDO. El jueves 13 de agosto, seis personas murieron en una revuelta en el Centro de Rehabilitación Social de Quevedo. Técnicos del SNAI (Servicio Nacional de Atención Integral a Personas Adultas Privadas de la Libertad y a Adolescentes Infractores) realizan el informe para enviar a Quito y se decida dónde serán trasladados los agresores.
Frente a esto, salieron a relucir falencias que tiene este reclusorio que lleva 75 años en funcionamiento. Como, por ejemplo, que la cárcel de Quevedo no solo hacina presos cada año, sino que no hay divisiones apropiadas entre delincuentes, mencionó el director Carlos Vivas.
“En mis tres años al frente de la cárcel no se registraba ningún caso de violencia, pero eso no indicaba que estábamos bien, nosotros hemos realizado varias alertas sobre las falencias en el centro, y hemos tenido apoyo institucional en varias ocasiones… con refuerzos”, expresó en una entrevista con ALDIA. COM.EC.
El centro penitenciario que es de mínima seguridad no presta las garantías ni tiene la infraestructura para hacer divisiones apropiadas. En ese sentido los PPL están en pabellones de comunidad, patios, el ‘calabozo de los choferes’, y se los distribuye de acuerdo al espacio físico no por niveles de peligrosidad.
No hay personal
¿La seguridad estuvo descuidada en ese momento? Es la pregunta que todos se hacen. Según Vivas, el problema es la falta de personal, ese día contaban con 10 agentes penitenciarios “haciendo guardia con un palo” porque no tienen armas. “Cada uno estaba en su puesto de trabajo, pero lamentablemente los tomaron por sorpresa”, agregó.
La cárcel alberga 750 privados de la libertad, con una capacidad del 380, es decir que hay un hacinamiento del 180%. A esto se añade que, apenas cuentan con 34 guías que tienen que ser divididos en grupos para atender: el reclusorio, la unidad de flagrancia de Quevedo y otro personal que fue trasladado a El Empalme, según Vivas.
“No hemos visto hasta en la obligación de suspender las salidas judiciales para atender lo primordial que es la salud de los internos, llevarlos al hospital porque no tenemos gente, los mismos guías se compran sus chalecos, sus uniformes, sus toletes, porque no tienen herramientas de trabajo, hasta el gas pimienta”, lamentó.
Ingreso de armas, poca seguridad
Pese a que se realizan operativos de requisas, los PPL que cometieron los disparos tenían dos armas, según la Policía. Y es que, el ingreso de objetos se puede evidenciar de diferentes maneras y una de ellas es por las paredes tan bajas de la cárcel.
“Siempre lanzan aéreos, de allí son los problemas, aquí la culpa no la tenemos nosotros, sino el mimo sistema que no tiene suficientes recursos. Se iba a construir en Quevedo en el mismo lugar, dos, tres edificios, para tener más población penitenciaria…el Alcalde dijo que iba ayudar, pero que se saque la cárcel de la ciudad, se hizo todas las gestiones para un plan piloto de una cárcel de 1.000 personas…lamentablemente vino la pandemia”, expresó.
El centro tampoco tiene puertas en algunos pabellones, no hay sistema de cámaras apropiadas, tampoco alarmas contra incendio, no tienen alumbrado ni luminarias, todas estas necesidades las puso en conocimiento Vivas.
Además, no existe un equipo inhibidor de señal para teléfonos celulares, puesto que se puede ver como presos se comunican con personas del exterior, tienen redes sociales e incluso suben videos. “No estamos completamente dotados”, lamentó Vivas.
El Gobierno destinó 75 millones de dólares para mejorar las cárceles del país, aún se desconoce cuánto será el monto destinado para Quevedo y la provincia de Los Ríos. El SNAI organiza un plan que tendrá una duración de seis meses. (EHL)