«Quiero siete hijos y otros tantos Balones de Oro»: puede que solo Cristiano Ronaldo sea capaz de hacer una afirmación así, que es una prueba más de su ambición sin límites. A sus 32 años tiene cuatro hijos y acaba de recibir su quinto Balón de Oro, igualando el récord de su principal rival, Lionel Messi.
«Mientras juegue, quiero ganar todo lo que pueda. Ahora, mi sueño, es el quinto Balón de Oro. Y el año próximo habrá otro para ir a buscar», había declarado CR7 al diario L’Équipe en una entrevista hace tres semanas. Y ese quinto Balón de Oro ya está entre sus manos, un secreto a voces que se confirmó este jueves, como recompensa a su gran año 2017, en el cual se coronó con el Real Madrid en la Liga de Campeones y la Liga española.
Cristiano Ronaldo dos Santos Aveiro tiene ídolos y también detractores. «Si yo tuviera a un jugador como yo, le renovaría por al menos diez años», llegó a decir en septiembre de 2016. «Me tienen envidia porque soy rico, guapo y buen jugador», afirmaba en 2011 para responder a los silbidos de aficionados. Nadie puede dudar que Cristiano es una de las grandes estrellas del fútbol de todos los tiempos y que comparte reinado desde hace una década con Messi.
Por su presencia constante en el foco mediático genera adhesiones inquebrantables pero también enemigos. En una España sacudida por la crisis económica, Cristiano Ronaldo generó polémica al reconocer estar «triste» por su situación en el Real Madrid, antes de forzar un contrato revisado al alza, que le hizo todavía más millonario. Desde entonces ha vuelto a renovar y su contrato actual con el Real Madrid termina en 2021. Antes de la actual temporada, su entorno dejó caer que el jugador podría querer abandonar el fútbol español, coincidiendo con sus problemas judiciales por fraude fiscal.
– «Más importante» –
El presidente del Real Madrid, Florentino Pérez, recibió el mensaje y admitió poco después que Cristiano era «más importante» en el club que cualquiera. CR7 es una estrella pero también un trabajador incansable, hecho a sí mismo.
Nació en una familia muy humilde de Madeira y su fuerte acento le provocó burlas cuando se trasladó a Lisboa a los 12 años. Se sobrepuso a esos momentos iniciales tan complicados, lejos de casa, y terminó convirtiéndose en la estrella absoluta en la cantera del Sporting de Lisboa. En 2008 se coronó una primera vez en la Liga de Campeones con el Mánchester United, donde jugó de 2003 a 2009. Fue el año en el que consiguió su primer Balón de Oro. En 2009 llegó su traspaso galáctico al Real Madrid, por 94 millones de euros, que era un récord en aquel momento.
Su segunda Champions tardó en llegar, pero se dio en 2014, donde fue el gran artífice con 17 tantos en esa edición del máximo torneo europeo. La tercera Liga de Campeones la ganó con el equipo merengue en 2016, con 16 goles del luso, y la cuarta en este 2017, con 12 dianas. Récord a récord, este atacante rápido y potente (1,85 metros, 80 kilógramos), hábil con los dos pies y con la cabeza, es el máximo goleador histórico del Real Madrid, de la Liga de Campeones y de la selección portuguesa.
En 2016 fue capitán de la selección portuguesa que ganó la Eurocopa, convirtiéndose todavía más en héroe nacional y curando la herida que sufrió cuando, siendo muy joven, vio cómo el título europeo se le escapaba a su Seleçao en 2004, siendo la anfitriona.
– Familia numerosa –
¿Qué más se le puede pedir al hombre que desde ahora presume de cinco Balones de Oro (2008, 2013, 2014, 2016, 2017)? Es la viva imagen de un triunfador, que no esconde sus coches de lujo, su avión privado, sus abdominales perfectamente cincelados y su tren de vida fastuoso.
Tampoco oculta su vida familiar, ahora al lado de la española Georgina Rodríguez, y con cuatro hijos (Cristiano Junior, los mellizos Eva y Mateo, y la pequeña Alana Martina, esa última con Georgina como madre). La imagen de CR7 sirve también para línea de ropa o para un perfume. En Madeira es casi una divinidad, con un museo a mayor gloria de su hijo más ilustre y el aeropuerto rebautizado con su nombre. También se ha erigido en esa isla del Atlántico una gran estatua en su honor. «Cuando me retire, miraré las estadísticas para ver si estoy entre los mejores. Seguramente lo estaré», afirma Cristiano. Un genio inimitable. El Telégrafo