“La pereza te lleva a un sueño profundo; pasarás hambre si eres negligente” (Proverbios 19:15).
Jesús contó una parábola para enseñar sobre la perseverancia en Lucas 18:1-8. Había una vez una viuda que tenía un gran obstáculo para resolver un problema legal: el juez. Este hombre no amaba a Dios ni respetaba a los hombres. ¿Qué esperanzas tenía ella de que le hiciera justicia? En realidad, muy pocas. En tiempos antiguos, una viuda solía ser una de las personas más desvalidas, particularmente si no tenía hijos que defendieran sus derechos, como parece que es el caso de la parábola. Además, ni siquiera cuenta con recursos económicos para sobornar a la autoridad civil y ablandar su duro corazón.
Es evidente que el marido de la viuda le había dejado una propiedad, probablemente hipotecada, pero alguien se negaba a devolvérsela en los tiempos en que lo indicaba la legislación hebrea (Levítico 25:23-25). Al no contar con alguien que defendiera su causa, dependía completamente de la misericordia del juez. Pero el oficial la ignoró repetidamente. Tal vez, lo mejor que podía hacer esta mujer era resignarse a soportar su situación. Pero no lo hizo, sino que insistió al juez: “¡Hazme justicia de mi adversario!” Pasaron algunos meses y el juez, después de ignorarla todo ese tiempo y darse cuenta de que la viuda no se desanimaba, le dio lo que pedía.
La perseverancia siempre tiene resultados. A veces algunos son mejores que otros. Lo interesante es que esta parábola trata de fomentar la oración en el tiempo del fin y prevenir el desánimo (Lucas 18:1). La perseverancia es una de las grandes cualidades de los creyentes en los últimos días de la historia de este mundo. El Señor hace mucho énfasis en que debemos aprender a no renunciar a nuestros proyectos, especialmente los que tienen que ver con la edificación del carácter. Por eso, Elena de White dice: “Trabajad con perseverancia, ternura, compasión, amor, y con oración, porque todo esto logrará más que los sermones” (A fin de conocerle, p. 329).
Es muy importante definir quiénes somos para reconocer exactamente qué es lo que tenemos en la vida y con qué contamos, tal como hizo la viuda. No importa que sea poco o nada, es necesario partir de algo real. Si eres como la viuda, que tenía que valerse por sí misma para alcanzar sus metas, podrás obtener éxito, porque es fundamental que tengas bien definidos tus objetivos para alcanzarlos.
Hoy pide al Señor que te ayude a descubrir con qué cuentas en esta vida y hasta dónde deseas llegar. Él puede darle un rumbo increíble a tu existencia.
DEVOCIÓN MATUTINA PARA JÓVENES 2018
¡RENUÉVATE!
Alejandro Medina Villarreal
Lecturas devocionales para Jóvenes 2018