Segundo Manuel L., quién permaneció prófugo desde 2017 hasta agosto de 2019, fue sentenciado a cumplir veintidós años de privación de libertad.
El Tribunal de Garantías Penales fue unánime en su fallo condenatorio, al haberlo encontrarlo culpable del delito de violación, con base en el artículo 171, numeral 1, del Código Orgánico Integral Penal (COIP). Determinó, además, el pago de 10.000 dólares como reparación integral a la víctima.
La fiscal especializada en delitos de Violencia de Género, Marianita López, presentó dieciocho testigos –entre peritos, policías y familiares de la víctima– en la audiencia de juzgamiento que se desarrolló durante cinco fechas y concluyó el 15 de junio de 2020.
Con ello y otras pruebas, demostró que el procesado cometió violación en una joven de 19 años, con una edad mental de 7 –según la pericia neurológica–, debido a su discapacidad intelectual del 50 %. El nombre de “la niña”, como la llamaban todos en el barrio (Guamaní-sur de Quito), era conocido, porque acompañaba a su madre a una de las esquinas donde ofertaba comida ambulante.
La mañana del 10 de julio de 2017, la joven estaba en dicha esquina, cuando Segundo Manuel L., llegó al lugar y la llamó por su nombre para llevársela en el taxi que conducía.
Antes del mediodía, la joven entró a una de las Unidad de Policía Comunitaria, en el centro de Quito, con su ropa ensangrentada. Los agentes la trasladaron hasta el hospital Enrique Garcés, donde la encontraron sus familiares. Los médicos informaron que la joven había sido víctima de violación.
La placa del taxi quedó registrada en el vídeo de la cámara de seguridad del inmueble ubicado en el lugar donde embarcó la víctima. El dueño del taxi afirmó en su testimonio que el día de los hechos, Segundo Manuel L. condujo el vehículo, mientras que el procesado, en su testimonio señaló que un amigo de ambos manejaba el vehículo.
Sin embargo, la pericia genética forense –en la que se cotejaron las muestras de ADN de los sospechosos con la obtenida en la víctima– descartó la participación de los dos hombres y apuntó al ahora sentenciado.
Con la reproducción del testimonio anticipado de la víctima y de su madre, se reveló ante el Tribunal Penal que días antes y después del hecho, Segundo Manuel L. merodeó varias veces por la esquina donde se paraban las dos mujeres a vender comida.