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sábado, 23 noviembre, 2024

Déjate guiar por la integridad

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“La integridad guía a los hombres rectos pero la perversidad destruye a los pecadores” (Proverbios 11:3).

La madre de Samuel, Ana, era una mujer que sufría mucho debido a su infertilidad. Por si fuera poco, su esposo buscó a otra mujer, Penina, para tener hijos y lo consiguió. Además, su rival la molestaba cada día y trataba de hacerle la vida difícil en su propia casa. A pesar de la complicada situación en el hogar, su esposo no parecía estar interesado en sus sufrimientos. La pobre Ana ya no sabía qué hacer, de manera que fue al templo a orar al Señor. Ahí derramó su corazón delante de Dios con profundo fervor. Eli, el sumo sacerdote, la observaba mientras la mujer se retorcía con los ojos cerrados y movía sus labios expresando la desesperación y la ansiedad que la embargaba. Lo paradójico de la historia es que ¡el anciano se molestó porque creyó que estaba ebria! (1 Samuel 1:13).

¡Imagínate la cara de Ana cuando el líder del santuario la reprendió porque creyó que había bebido! Eso era suficiente para salir corriendo del aquel sitio y no volver más. Sin embargo, Ana explicó al sumo sacerdote lo que pasaba y no se dejó llevar por sus sentimientos.

¿Alguna vez te ha pasado algo similar? ¿Te han regañado en la iglesia por tu forma fervorosa de humillarte ante Dios? A veces hay creyentes que, en su afán de mantener las normas de la iglesia, son un tanto hirientes con otras personas. ¿Qué se puede hacer en estos casos? Seguir el ejemplo de Ana: mantenerte firme a Dios a pesar de lo que te digan por ignorancia o cualquier otra razón.

En varias ocasiones me ha tocado ver a jóvenes heridos emocionalmente porque algún adulto malinterpretó sus motivos y los juzgó duramente. Es importante no ceder al dominio de los sentimientos; en estos casos, no te abandones a la amargura. Tampoco es saludable considerar que todos los miembros de la iglesia son así. Lo fundamental es recordar que Dios no tiene por qué pagar las imprudencias que a veces sus siervos cometen.

Es muy probable que cuando tú desees hablar al Señor desde lo profundo de tu corazón, la gente no te entienda, incluso algunos hijos de Dios. Pero eso no ha de desanimarte en tu deseo de confesar al Padre celestial lo más íntimo de tu ser.

En este día pídele a Dios que te ayude a orar por aquellos que alguna vez te han lastimado o han malinterpretando tus motivos y decide seguir el camino de la integridad.

DEVOCIÓN MATUTINA PARA JÓVENES 2018

¡RENUÉVATE!

Alejandro Medina Villarreal

Lecturas devocionales para Jóvenes 2018

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