Cuando nos unimos todos, cuando corremos todos, cuando gritamos todos, ganamos todos.
Hoy, con Fabián Bustos en el banquillo y con una actitud renovada, el Orgullo de Manabí venció 2-1 a Liga de Quito.
Un resultado que pudo ser más abultado si hubiéramos estado más finos de cara al gol en un primer tiempo memorable.
Triangulando mucho, teniendo la pelota, el equipo fue profundo. Así llegó el primer gol: Patta cedió para Arismedi, quien vio que Chicaiza le pasaba por la espalda y le filtró un pase alto que Chicaiza remató fuerte y al ángulo. Golazo. Siguió con el mismo ritmo el equipo, empujado por su público que hoy respondió, y por unos jugadores que no se cansaron de correr.
Perlaza sobre todo que se comió la banda derecha: en una centró rasante y Garcés jugó con el cuerpo para amagar al defensa y dejar solo a Arismendi, quien definió apenas ancho.
Así llegaría el segundo tanto, pero en la segunda parte. Perlaza en una nueva descolgada metió otra cuchillada al corazón del área y Garcés acabó con el trabajo: con olfato goleador empujó el balón a red. El Jocay era una fiesta.
Descontó el rival, pero el equipo aguantó con tesón un resultado que merecía de sobra. Punto vital fue nuestro golero Pedro Ortiz, quien salvó dos pelotas de gol en reacciones felinas.
La actitud de este equipo liderado desde el borde por Fabián Bustos, quien apostó por la tenencia y la profundidad, mereció el aplauso de toda una afición que salió feliz por el resultado, pero sobre todo por la actitud de los jugadores que demostraron que en los momentos difíciles es donde hay que meter más.