Quevedo. María Olga Puyo, de 49 años de edad, es una comerciante que enviudó hace varios años y desde entonces tomó las riendas de su vida para salir a las calles a trabajar.
Se dedica a vender mangos en un triciclo en la esquina de la calle Quinta y 7 de octubre.
Es madre de seis hijos a quienes debe mantener para sacarlos adelante.
Aunque su vida no ha sido fácil le dice a las madres solteras que «sí se puede salir adelante solas».
Carismática, sociales y sobre todo muy amable, así es doña María, quien ha visto crecer a Quevedo y se ha ganado el cariño de sus clientes.
Su trabajo inicia desde muy temprano en la mañana y termina al caer la noche. Su meta es conseguir que sus hijos sean profesionales en la vida ya que ella solo pudo estudiar dos años.