Grupos de radicales se enfrentaron hoy con la Policía en el centro de París durante la manifestación del Primero de Mayo, convocada por el sindicato Confederación General del Trabajo (CGT) y en la que 200 extremistas fueron detenidos.
Las fuerzas del orden habían reforzado las precauciones y desplegado a un total de 1.500 policías y militares a lo largo del trayecto inicialmente previsto, de la plaza de Bastilla a la de Italia, que tuvo que ser desviado por los altercados.
Poco después del inicio de la marcha, hacia las 16.00 (14.00 GMT), la Policía colgó en su cuenta de Twitter que había detectado a unos 1.200 individuos enmascarados y encapuchados a la altura del Puente de Austerlitz, más o menos en la mitad del recorrido previsto.
Integrantes de ese grupo, pertenecientes a los llamados «black blocs», lanzaron proyectiles contra los agentes, que respondieron con gases y cañones de agua.
Un restaurante McDonald’s resultó dañado, así como un concesionario de coches e inmobiliario urbano, como contenedores de basura, como consecuencia de los cócteles molotov y objetos incendiarios tirados por los radicales.
El ministro francés del Interior, Gérard Collomb, condenó «con firmeza» la violencia y el vandalismo, y aseguró también en Twitter que se puso «todo» a disposición para cesar «estos graves altercados al orden público y detener a los autores de esos actos incalificables».
En total, según indicó en conferencia de prensa el prefecto de Policía de París, Michel Delpuech, la manifestación parisina convocó dentro del cortejo sindical a 20.000 personas y a otras 14.500 calificadas como «radicales» fuera de este, dentro de las cuales estaban los 1.200 «black blocs».
El año pasado, la Policía contó a unas 30.000 personas en la capital, cifra entre la que no hizo distinciones.
La CGT, que se desmarcó de la violencia registrada, dijo en cambio haber contabilizado en esta ocasión a 55.000 personas en París, 25.000 menos que en 2017, y elevó esa cifra a unas 210.000 personas en todo el país
EFE